Miau Miau

Lo
siguiente que recuerdo después de la adopción de mis hermanos, es mi primera
experiencia en el mundo exterior. Lejos de la protección de mi madre, de sus
consejos, de su cariño y de sus exigencias, conocería realmente lo difícil que
puede llegar a ser un gato. Este fue un momento crucial, el cual definió mi
vida y lo que haría con ella más adelante.
Los
amos de mi madre me atraparon mientras dormía y me metieron en una bolsa. Yo no
me percate de todo ello, hasta que el movimiento brusco me despertó. Traté de
llamar a mi madre, mientras clavaba mis uñas en la bolsa. No obtenía ninguna
respuesta. Solo escuchaba la voz de uno de los humanos de mi madre.
Decidí
mantener silencio por algunos minutos, para poder esperar y evaluar la
situación. ¿Dónde estaba? ¿Qué me harán? No tenía idea alguna, ni pensamiento o
sentimiento alguno, excepto el miedo. ¿Miedo? ¡¿Miedo?! Es la primera vez que
me encontraba en un lugar así. Era la primera vez que me sentía así.
Maullido, arañazo,
maullido.
Silencio.
Maullido, arañazo,
arañazo, arañazo.
Silencio.
Arañazo, arañazo… muchos
arañazos.
Miedo.
Miedo.
Silencio.
Arañazo. Maullido.
Silencio.
Durante
todo el tiempo que estuve dentro de esa bolsa, no pude escuchar nada que me
ayudara a ubicarme. El silencio me hacía sentir más miedo. Maullar sin escuchar
respuesta me hacía sentir más miedo. Arañar, sin poder salir de aquella prisión
me hacía sentir aún más miedo. Quería salir. ¡Quería salir! ¡Aire! Maullido,
maullido, maullido, arañazo… muchos arañazos más.
Sentía
una especie de aturdimiento, como si tuviese sueño. Me faltaba el aire,
maullido leve, arañazo leve, maullido leve, arañazo... arañ...mau...
Cuando
había creído que mi vida había culminado,
pude percatarme de algo. Mis desesperados arañazos habían hecho algunos
agujeros a la bolsa. Todos esos agujeros
se encontraban dispersos, y
gracias a ellos podía entrar un poco de luz y aire. Al ver eso me sentí
ligeramente alegre y comencé a seguir arañando con fuerza renovada, pero esta
vez concentrando mis golpes en un agujero en particular.
Seguí
dando arañazos por un rato más, el
agujero se hacía cada vez más grande,
hasta el punto en el que pude
asomar mi nariz. Luego, con algo de esfuerzo,coloqué mis patas dentro del
agujero, jalé con fuerza y abrí aún más, de tal forma que pude meter mi hocico
y respirar más aire. Traté de hacer más fuerza e intentar sacar toda la cabeza,
pero no lo logré. En cambio, conseguí que mi hocico se atascara. Me volví a
asustar.
Solté
un largo maullido ahogado, desesperado. Al ver que nadie me rescataría,
nuevamente usé mis uñas, las coloqué a los lados de mi cabeza y jalé con fuerza
los pliegos sobrantes de la bolsa. Pude
sacar la cabeza, pero el efecto secundario causó que diese algunas vueltas y me moviese un poco más. El agujero estaba
en una posición diferente. Otra vez me estaba quedando sin aire.
Esta
vez ya no estaba asustada. No lo pensé dos veces y empecé a dar arañazos al
agujero. Esta vez los hice más grande. Coloqué mis patas a los lados del
agujero. Pero seguía tapado por el piso. Corrí hacia la dirección opuesta, como si estuviese tratando de hacer otro
hueco.
Había
funcionado. El agujero mostraba otra vez una parte de la calle. Y finalmente
pude salir.
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No
sabía cuánto tiempo había transcurrido desde que estuve en esa bolsa. Y ahora
que intento recordar, solo tengo memoria del día anterior. Es como si hubiese
despertado en esa bolsa. Supongo que la falta de aire y el instinto animal que
reside en mi, favorecieron mi fuga.
Era de noche. Recuerdo que fue la primera vez que la vi detenidamente. Rostro como de un gato, un gato gigante que miraba con ojos compasivos. Era brillante, pero no cegador, era pequeño y estaba rodeado de pequeños puntitos. Me quedé un rato mirando hacia el cielo, mirando a la luna, la cual había ignorado durante tanto tiempo. Sin embargo, ella era la única que me acompañaba.
-Yo
también soy hermosa, brillante y no necesito a nadie más- dije para mí misma.
Yo
no quería recibir un nombre, no quería llamarme "Blanquita". Había
tomado la decisión de llamarme Luna, la gata Luna.
Así
que la gata Luna, yo, continuaría con mi crecimiento solitario.
Se lee bastante fácil. Buen uso de las palabras, y pega al estilo del relato. El final es bastante abierto.
ResponderBorrarTienes otros cuentos de esta gata, o de algún gato. Va y un día compilas.
Tengo varias historias de gatos por acá. Algunas son buenas, otras no tanto. En fin, esta historia ya estaba escrita, solo la retoqué para que quedase mejor.
BorrarWhoa
ResponderBorrarTu modo de narración lo tomaré como modelo
Me encantó luna incluso en medio de sus travesuras la puedo ver brillando solitaria en el cielo
Me encanta la historia, buena narrativa.
ResponderBorrarEs perfecto a mi modo de ver, hermosa narrativa, palabras exactas para el cuento, me encanto pero debo decir que tiene toques o al menos eso me pareció triste y a la vez algo hermoso, no sabría decirte pero sentí miedo por el final y a la vez alivio por la luna. No sé si se entiende pero es hermoso
ResponderBorrarEspero poder leer más relatos tuyos ��