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Un objeto extraño en el bosque

El día de ayer, mientras jugaba con mis amigos a las escondidas, encontré un extraño objeto en el bosque. Era pequeño, rectangular, plateado, brillante y con una pantalla muy pequeña, la que me hizo recordar al otro extraño artilugio que encontramos abandonado a las afueras de la ciudad, en las ruinas. Cuando se lo mostré a mis amigos, Alex me dijo que era un celular, que era usado en la vieja era, que se usaba para hablar y hacer muchas cosas. 





Debo confesar que al principio me costó un poco creerle. Esto se debe a ese extraño secretismo que tienen mis padres y abuelos sobre ese viejo tiempo. Cada vez que surge la conversación, sus miradas se agachan, sueltan un largo suspiro y solo me dicen que no desean recordar esa época, que les trae malos recuerdos. Es por eso que también me sorprendí cuando vi ese televisor, tan rectangular y tan grande como una ventana.

 -Mi Bisabuelo me dijo que se podía ver a las personas desde muy lejos, que se conectaba a través de unas ondas muy raras y que podías ver muchísimas cosas.
- me explicó Alex aquella vez.
- ¿En serio? - solo atiné a contestarle en ese momento.
- Sí. Y también me dijo que un tiempo después, aparecieron otras ondas más raras todavía, las cuales permitían ver vídeos. 
- ¿Vídeos? ¿Qué es eso? 
- Emmmm. ¿Te acuerdas de las fotos que te enseñé de mi bisabuelo cuando era bebé? - ¿Esa, esa pintura del bebé sonriendo al dibujante? 
- Sí. Y no es una pintura. Bueno, en realidad si lo es. Solo que eso lo copiaba una máquina extraña y lo grababa en una cosa cuadrada, la cual a su vez lo mandaba a otra máquina que lo mostraba en este cuadro. 
- No te entiendo nada, Alex. 
- Yo tampoco. Y eso que no has escuchado a mi abuelo hablar. Dice muchas cosas técnicas, me cuenta todo, siempre usando los nombres de esas máquinas antiguas. Cuando ve que no le entiendo, me explica con calma, e incluso le pide a uno de mis primos que me haga dibujos.

 En aquel momento me quedé maravillado con lo que me contó Alex, pero eso fue hace un buen tiempo, así que me olvidé de la petición pendiente y consideré su relato como producto de su imaginación. Justo después de escuchar el nombre del objeto, "celular" y de su otro nombre, "Smartphone", recordé esa primera conversación sobre aparatos de la vieja era. 

- ¿Smarfón? - repetí. 
- Smart-fon - respondió Alex- Smart significa "inteligente" y phone significa "teléfono". Era un teléfono que se volvió muy popular en los últimos años de la vieja era, un teléfono inteligente.
- ¿Podía pensar, hacer tareas, leer? 
- Podías leer en él, como un libro. De todas maneras, el nombre inteligente se le pusieron porque el otro teléfono, el normal, era solo para llamar a otras personas desde largas distancias. 

 Alex continuó con su charla sobre los celulares y los teléfonos inteligentes. Me contó de cosas como los datos, los megas, el facebook, el tuiter y muchas cosas más que no le entendía. También me habló sobre el modelo del equipo. Se supone que era uno llamado "Manzana", ya que tenía en la parte posterior el logo de una manzana mordida. Con una habilidad impresionante -para mí, claro- Alex encendió el celular y, para nuestra sorpresa, encendió. 

- ¡¡Funciona!! - gritó Alex con fuerza. 

 Acto seguido, el resto de niños, los cuales estaban un poco más lejos de nosotros, voltearon a vernos. Alex mostraba una sonrisa nunca antes vista, saltaba con alegría mientras agitaba el aparato con los brazos levantados. Yo, contagiado por la alegría de mi amigo, también agité mis brazos. Los niños, muertos de la curiosidad, corrieron más rápido que la competición del colegio del año pasado. 

Todos formamos un círculo alrededor del extraño artilugio.

Mientras Alex movía el dedo de un lugar a otro, explicaba brevemente la función de cada "aplicación", una de esas cosas raras que se encontraban dentro de ese aparato. Cada vez que presionaba el dedo, todos soltábamos un "ohh" con asombro, como si se tratara de trucos mágicos. Estuvimos así por media hora, hasta que empezamos a sentir una fuerte ráfaga. 

Como si se tratara de un instinto, todos corrimos inmediatamente a nuestras casas, menos Alex, el cual caminaba lentamente, jugueteando con las cosas que tenía el celular. 

 -¡Alex, la tormenta! - le increpé a la distancia. 
- ¿No quieres saber el verdadero motivo del fin de la vieja era? ¿No quieres saber la verdadera razón por la cual las personas dejaron de usar una tecnología tan útil? 
- ¡¿Qué?! ¿Estás loco? El profesor de historia nos enseñó que era parte de un tratado, no me acuerdo cual, pero era un tratado, en el cual las personas dejaron esa tecnología que los tenía esclavizados, idiotizados. Por eso tenemos un mundo mejor.
- ¡Mentira! - ¿Qué? - ¡Mi bisabuelo me dijo que es una mentira. La humanidad nunca quiso abandonar esa tecnología, ese medio de comunicación que solo tardaba segundos en comunicar a dos países! 
- ¡Estás loco! 

Una parte de mí estaba enojada con Alex, pero la otra necesitaba saber, comprobar la afirmación de mi amigo. Así que, por primera vez en mucho tiempo, fue en contra de toda costumbre y corrí hacia el. 

Alex sonrió, y sin decir más palabras, dejó el celular en el suelo. El viento no era demasiado fuerte para nosotros, pero el efecto que se sentía era casi indescriptible: un hormigueo que rodea todo tu cuerpo, desde el dedo del pie hasta la cabeza, un sonido tan agudo, que te obliga a cubrirte las orejas y una sensación de terror, un escalofrío que causa pánico. Quise aguantar todo esto por mi amigo y por mí, por ese extraño deseo de saber la verdad, de conocer esos detalles ocultos que nadie dice en voz alta. Así que no me rendiría. 

Escalofrío, dolor, sonido agudo. La sensación continuaba mientras la ráfaga de viento y yo simplemente atiné a agacharme, cerrar los ojos y cubrirme la cabeza. Pasados los segundos y a medida que la sensación se iba, me puse de pie y miré a Alex. Él se encontraba un poco mejor que yo, tal vez diría que hasta estaba acostumbrado a aquella sensación tan fea. Pero eso no fue lo que me sorprendió. Alex había dejado el teléfono y, ese aparato apenas se había movido. Sin embargo, algo extraño le ocurría. 

El equipo parpadeaba. Unas extrañas letras empezaron a aparecer. Hasta que, finalmente, el equipo se apago. Alex sonrió satisfecho. 

Yo quería darle un puñete al querer ponernos en tal riesgo. Pero algo en mi entendió muchas cosas al ver el celular apagado. De seguro que algo pasó en aquel tiempo, algo crearon y algo salió mal. Eso hizo que todos esos artilugios dejaran de funcionar. 

- Sin embargo, seguimos vivos, David - me dijo - Y podemos hablarnos. Tal vez esas cosas hayan sido más útiles en su tiempo, pero ahora es cosa del pasado. 

Es verdad. De seguro que nuestros abuelos se comunicaban con gente de todo el mundo, tenían toda la información a la mano, pero ahora no hemos perdido mucho. Aun tenemos libros, cuentos, gente. 

 Alex envolvió el celular en un pequeño trapo verde y lo guardó en uno de sus bolsillos. Y así, ambos volvimos a nuestras casas. Y eso es lo más divertido que hice en mis vacaciones.

Fin. 

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