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Accidente en una combi espacial


Esto es algo que me pasó cuando era muy joven, aproximadamente a los 5 años.

Para ser sinceros, no recuerdo la razón ni el motivo del viaje, solo guardo en mi mente los hechos que le sucedieron, aunque debo explicar brevemente los motivos por los cuales elegimos ir en xombi, un infame, pero al mismo tiempo popular medio de transporte. El viaje local, en el mismo planeta es seguro y rápido, pero esto ha causado que las personas le pierdan el interés al planeta en que viven, ya que lo pueden visitar en instantes, incluso puedes evitar la fatiga y pedir el producto y este llegará a tu mesa en instantes. La mejor forma de encontrar diversión o incluso variedad es realizando un viaje interplanetario, el cual tiene dos métodos: el seguro método de transferencia, el cual muy costoso y tiene mala fama entre los circulos más bajos de la ultranet, en el cual se ha esparcido un rumor que asegura que este método puede tener pérdidas, desde un vago recuerdo hasta la desaparición de un órgano vital, pero esto es ilógico, ya que muchos entre las clases altas y unos cuantos de las medias, viajan regularmente con ella. El segundo método es barato, está pésimamente regulado y es peligroso: abordar una nave interplanetaria. Gracias a la transportación, podemos viajar a velocidades increíbles, pero antes que ese método fuese mejorado, se usaban enormes naves que viajan a través del aterrador vacío espacial, las cuales tardaban años en llegar al planeta deseado. Cuando se mejoró este sistema y se crearon los railes, sistemas que permiten a las naves moverse a grandes velocidades, los viajes tardan días y en la actualidad horas. Y al recibir el nuevo invento, las naves de carga quedaron obsoletas y solo se usan para trabajos de minería en zonas no habitables del sistema solar. Esto ha dejado a los railes interplanetarios sin ley y por ende, están repletos de pequeñas naves transportadoras que se escabullen en las órbitas bajas y viajan a grandes velocidades.

Ese tipo de nave se le conoce como xombi (porque al parecer derivan de un vehículo terrestre que se llamaba combi, con la misma infamia que la actual), en donde los conductores se creen temerarios competidores de carreras, cobrando lo que se les da la gana y tratando mal a sus pasajeros. Y aún así, la gente los prefiere, en especial por su costo bajo. La otra alternativa es tomar la nave de transporte público, mucho más grande y por ende, más lenta. Mi madre se había acostumbrado a cocinar cada tres meses algunas coles cosechadas en Neptuno, aparte que sus centros comerciales con formas de castillos de cristal lo convierten en un gran atractivo. A mi me daba igual, realmente, solo me llamaba la atención el lugar debido a su conexión a la capa 3 de la ultranet, en la cual se podían jugar realgames sin costo alguno (por supuesto, era un stand de ventas de suscripciones, que mostraban las bondades del mismo).  

Tomamos la xombi, que sin mentirles se detuvo encima de nuestra casa, expulsando el humo de sus turbinas sin consideración alguna. Ambos abordamos a la nave, observando que se encontraban en ella el piloto y el copiloto, el cual realizaba la labor de cobrador. Con unos golpes al chasis de la nave, las turbinas cambiaron su fase de levitación a despegue. La compuertas de la nave todavía se encontraban abiertas, por lo que un fuerte ventarrón entró golpeó con fuerza a todos los tripulantes, aunque al ver nuestra reacción, el cobrador hizo una mueca y cerró las compuertas mientras la nave continuaba su ascenso. Tras pasar 5 minutos, la nave ya se encontraba fuera de la órbita terrestre y se preparaba para ingresar al rail. Las naves grandes suelen esperar algunos minutos antes de colocarse dentro del rail, cosa que las xombis ignoran. Pude observar que nuestra nave no era la única que había aumentado la potencia de las turbinas para llegar primero al rail. Esta aceleración nos remeció, así que tuvimos que colocar el segundo cinturón de seguridad por si las dudas. Al final, nuestra xombi logró llegar segunda y en un instante, el espacio se deformó. 

Se supone que estas naves hacen paradas en cada planeta, así que estábamos obligados a esperar más tiempo; mientras el cobrador revisaba las solicitudes de parada, yo observaba impasible el descenso hacia el primer punto. No tardamos en darnos cuenta que no éramos los únicos en intentar llegar a aquel punto, otra xombi estaba descendiendo y no solo estaba demasiado cerca de nosotros, sino que había desactivado el sistema de desaceleración, lo que le permitía descender más rápido, pero con el claro riesgo de estrellarse. Nuestro conductor no quiso quedarse atras y con una extraña maniobra, activó las turbinas traseras para inclinar el vehiculo y colocarlo de tal forma que estuviese cayendo en picada, luego encendió las turbinas de los cuatro lados para ganar más velocidad. Yo solo pude darme cuenta que nuestra xombi estaba ganando y eso era lo importante.

Cuando estuvimos a punto de llegar a tierra firme y por ende,de estrellarnos,  el piloto de la nave hizo otra maniobra, cambiando gradualmente la inclinación de las turbinas para que la misma, en vez de chocar estrepitosamente contra la tierra, pudiese ir recuperando la posición de descenso original. Al final terminaría lográndolo, pero la segunda maniobra le impidió aterrizar en el lugar designado. Y no solo eso, la nave hizo una curvatura y ahora estaba avanzando a gran velocidad al ras de la altitud permitida para volar una nave. Para poder deterner la aceleración, el piloto apuntó todas las turbinas a la dirección opuesta, para ir desacelerando, pero esta última acción hizo crugir las turbinas, que ya habían recibido mucha presión y maniobras indebidas, lo que obligó al piloto a reducir la potencia de las turbinas, mientras esquivaba los edificios. Ya cuando se ubicó cerca de un descampado, fue aumentando gradualmente la potencia otra vez, logrando así la reducción de la velocidad.

El piloto no se había dado cuenta que habíamos ingresado a una zona de reciclaje y aunque el lugar estaba vacío, un camión tradicional, de los poquísimos que quedaban, terminó golpeando de lleno la parte posterior de la pequeña nave, que sumados a los daños recibidos por las constantes maniobras, viró varias veces y se estrelló contra un desmonte. Ninguno de los cuatro quedó herido de gravedad, aunque mi madre sangró un poco en la boca y yo me golpeé la cabeza.

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