Esta es tan solo una
recopilación de pequeñas situaciones en las cuales se encuentra una mujer al
subir al transporte público y descubre con pesar, que las antiguas costumbres
de caballerosidad han desaparecido.
Toma #1
- ¿Dónde están los caballeros-
se pregunta la dama mientras observa con detenimiento cada uno de los rostros,
los cuales reflejan cada uno de los pecados de la sociedad?
El hombre obeso que no puede
levantarse siquiera del asiento debido a su pésima alimentación y, por qué no,
también producida por la bebida, de seguro que, si acercara un poco más,
sentiría el pestilente aroma a licor barato. Un segundo sujeto sentado al lado
que está vestido como si estuviese a punto de cometer un crimen, esa ropa que
está tan de moda en los barrios marginales, que solo lo llevan los jóvenes de
mal vivir y que consumen estupefacientes en una esquina. Otro que tiene la
barba sin afeitar, arreglar ni tocar. Es seguro que su rostro desaseado es solo
la punta del iceberg de tan nefasta habitación, repleta de basura, roedores e
insectos.
Y así la mujer terminó por
juzgar a cada uno de ellos por su pecado, el cual era no actuar como un varón
caballeroso. Nadie sintió remordimiento alguno por su actuar y la mujer se vio
obligada a viajar durante 30 minutos de pie.
Toma #2
Todos sentados,
ningún lugar cedido,
no caballeros.
Toma #3
(Un autobús con todos los
asientos ocupados. Señora entra a escena. Ella lanza una rápida mirada y
descarta en tan solo dos segundos a todos los asientos ocupados por mujeres,
niños o personas mayores a ellas. Observa con mayor detenimiento los rostros de
los hombres, que la ignoran.)
Mujer (apenada): Oh señor mío, ¡Qué
es lo que ha ocurrido con tus ovejas! ¡A dónde han ido a parar las costumbres
dignas del cristiano respetable y honesto! Aquellos que cuidaban a la mujer
como un pétalo, como a su madre, como a su hermana, aquellos que se dignaban a
entregar el espacio al vaso más débil, a la criatura que el varón debe cuidar y
proteger.
(Uno de los pasajeros la mira por
un instante y luego la ignora al darse cuenta que ella le fija la mirada, tratando
de decirle algo con el pensamiento)
Mujer (mirando fijamente al
hombre que la ignora): ¿A dónde se llevaron la hombría y dónde quedó olvidada
la virilidad? ¿O se trata del maligno que ha pervertido las mentes de todos y
ahora practican esas actitudes obscenas dignas de Sodoma y Gomorra?
(Un hombre sentado en otro
asiento chasquea los labios al darse cuenta que la mujer quiere un asiento)
Mujer (mirando a la ventana lacónicamente):
Tal vez esta sea una de las tantas señales que predijeron los apóstoles en sus
epístolas, en las cuales vaticinaron que los hombres serían amadores de sí
mismo, presumidos y altivos.
(La mujer se tira al suelo y
empieza a plañir de forma dramática)
(Se cierra el telón)
Toma #4
Día a día la dama recuerda aquellos
tiempos
Ahora ya desaparecidos, en donde
existían caballeros
Mostraban estos las buenas
costumbres y la buena crianza
Erguidos al acercarse una fémina,
le entregaban el asiento.
Todavía creía que esa clase de
personas caminaban por estos senderos
Utopía que quedó desvanecida al
observar la realidad
Sola en este mundo de egoísmo y
cero empatía
Intentando conservar el talante y
la compostura
Tolerando las miradas
irrespetuosas de los desnaturalizados
Impotente ante este nuevo mundo
Ordinario, vacío y perverso.
Toma #5
Tomo el autobús en el paradero
más cercano
Y al cobrador le doy su pago
Miro a un lado y miro al otro,
nadie se ha parado
¿acaso no me ven? ¿no miran que
he llegado?
Solo recibo miradas de desprecio,
de odio y de miedo
Que perforan mi alma, mi ser y mi
cuerpo
Maldita indiferencia del hombre
moderno
Que nada tiene abajo, solo hay
dos huecos.
¿Dónde está la decencia, a qué
país se ha largado?
¿A Pekín, Indonesia o quizás Stalingrado?
Porque antes el hombre no tenía
armadura
pero demostraban toda su bravura,
tratando a las damas como se
merecían
no como ahora, que solo hay
cabezas vacías.
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