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Cayendo




Solo necesité un instante para comprenderlo. Es muy distinto imaginar que caes, soñarlo o  vivirlo en un juego, que sentirlo con tu propio cuerpo. He soñado en muchas ocasiones que caía por un vacío inimaginable, pero siempre caía de pie o simplemente despertaba del sueño, desconociendo la sensación final de sentir la fria sensación del piso, el dolor fulminante del golpe, la desesperación de no saber que pasará luego de esto.

Descendiendo del segundo piso por unas escaleras hechas de cemento, las cuales se encontraba pegadas al lado izquierdo de la pared, dejando el lado izquierdo totalmente vacío y sin baranda alguna, con casi dos metros de vacío hasta el primero, solo iba a ser uno de los tantos viajes rutinarios. Sin embargo, un gato descansaba en uno de los escalones, despreocupado. No logré verlo, solo sentirlo con el pie derecho, el cual presioné levemente el cuerpo del felino para dejarlo escapar y poder continuar con mi descenso, pero para mi desgracia fue esa acción la que definiría mi desafortunado accidente.

Mi cuerpo perdió totalmente el equilibrio. La parte derecha de mi cuerpo se inclinó hacia el vacio. En esos instantes, mi mente creía que mi fuerza sería suficiente para recuperarme, que me recuperaría, el gato gritaría y huiría despavorido y yo podría llegar finalmente a mi destino. Inmediatamente la gravedad me negó esta posibilidad, enviándome sin dudar al primer piso. No pude hacer nada más que preguntarme ¿por qué? en el segundo, en ese brevísimo y horrible segundo en el cual estaba en el aire, a punto de colisionar.

Al caer, finalmente, pude comprender la situación. Me había caído de las escaleras y no sabía que sucedería después. Un calor empezó a esparcirse por mi cuerpo, un dolor intenso que derivaba del lado derecho de mi espalda. Había caído no solo boca arriba, sino que todo el impacto del golpe lo había recibido mi lado derecho. 

Grité por ayuda, mientras familia y vecinos iban llegando a socorrerme. Mi mente no estaba en blanco, solo podía sentir la frustración de no poder previsto esto, el dolor de la espalda, el odio hacia sí mismo y la incertidumbre de no saber que vendrá después.

¿Qué sigue después? No lo sé, porque sigo cayendo por el abismo de las dudas y los temores.



Comentarios

  1. Una caída de solo un segundo piso no parece demasiado, pero perfectamente mata a una persona y le cambia la vida. Así que está bien el relato, la duda, y el contar cómo le duele a uno.

    Lo único, que aunque se da una buena idea del origen de la caída y su resultado, de repente me quedé pensando en que no se dijo qué intentó hacer en el proceso. Por ejemplo agitar los brazos, tratar de agarrarse... bueno, dice que no atinó a hacer nada. Eso es una descripción, que me hace pensar que era una persona mayor o vieja.Tal vez no lo fuera para nada, pero habría más posibilidad...

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