El ratón
Un ratoncito
curioso me mira
Mientras preparo
un pastelito rosado
Para llevarla
muy pronto a la fiesta
De mis
amigas de faldas coquetas.
Ya he
empaquetado los dulces en una cesta de forma de corazón,
Una torta,
varias piruletas, tres parfait bien dispuestos,
Y también un
pequeño intruso se esconde sin darme cuenta
Preparado para
el largo viaje, acompañando a los alimentos.
Mientras camino
por la calle suelto una risita,
recordando las
travesuras del ratoncito que hace cada tarde
los
momentos alegres, felices y llenos de paz
mi pequeño
amigo gris es muy kawaii.
Llego a la
fiesta y mis amigas me reciben entre colores y burbujas
Al mismo
tiempo que llenan sus bocas de azúcar
Hasta que
el pequeño amigo surge en un instante
Y se pone a
jugar con el pelo de una de sus acompañantes.
Creyendo
que ellas se iban a reír por la travesura del roedor
Tomo una
fresa de un pastel sin dilación,
Pero ellas
me miran con una mirada fulminante
Y gritan:
¡Eso no es una mascota, es una plaga andante!
Asiento a
sus palabras y el ratón ahuyento,
El pequeño
se esconde y desaparece en un momento
Y tratando
de disimular cualquier tristeza
Cambio de
tema y les cuento lo que me llegó en un correo el otro día.
Cuando
todas se han ido, disimuladamente lo busco,
Él inteligentemente
se acerca y yo lo oculto.
Aunque está
un poco pegajoso, no me importa
Yo aún lo
quiero y no lo dejaré en este lugar tan feo.
Ahora ambos
estamos echados en la cama,
Él se
encuentra acurrucado en mi camisón
Mientras
escucho una dulce canción con mis audífonos.
No volveré
a compartir mis secretos con nadie más, no.
Kumo
Algunas por
los pasillos se ponen a bailar,
Y otra en los
baños se colocan el lápiz labial,
viendo los
chorros de agua deslizándose como cascadas
escuchando a
las aves de los árboles cercanos cantar.
Mientras todo esto ocurre, una chica se aleja del escolar paisaje
mirando
hacia todos lados, con los latidos acelerados.
Sostiene un
ser pequeño y blandito,
del tamaño
de una barra de chocolate.
Se llama Kumo y nació de un deseo,
tras tomar
prestada una flor de un jardín externo,
que su
padre cultivó con mucho amor y esmero,
y que
apenas la vio, ésta le dio un beso.
Kumo es
esponjoso como un malvavisco,
y puede
tomar toda clase de formas, hasta la de un conejito,
disfruta
mucho de los juegos y travesuras
y si lo
regañan, con un puchero se excusa.
Disfruta
mucho de la vainilla y el azúcar,
y cuando
tiene la barriguita llena, es toda una dulzura.
Le gusta
esconderse entre los calcetines,
y siempre
está activa, no tiene vacaciones.
Nadie puede ver la verdadera forma de Kumo, esa preciosa criatura mágica,
todos ellos observan en cambio, una desagradable y tenebrosa araña,
y cuando la joven trata a su compañera con normal ternura,
el resto frunce el ceño, mientras murmuran a lo lejos.
Comentarios
Publicar un comentario