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Relatos Aleatorios

Relato Aleatorio

El día en que me dijeron que teníamos que participar en el "amigo secreto", algo en mi me advirtió que no sería buena idea, como si se tratara de una precognición, una profecía, un recuerdo de mi yo del futuro. Esta sensación permaneció durante todo el día, desde el momento en que nuestro jefe de sección envió un correo a todos sus subalternos, hasta la hora de salida. Mis compañeros me contaron terribles experiencias pasadas, los cuales recibieron desde un perfume para mujeres barato, hasta una piedra pintada con colores pasteles. Y a pesar de eso, ninguno de ellos sugería la cancelación de dicho evento, ya que era el más importante para el jefe de sección, el cual siempre esperando con emoción las primeras semanas de diciembre para coordinarlo todo, enviar los correos y sortear las parejas. Pero todavía había algo más, existían un par de excepciones: el trabajador más novato debía entregarle un regalo a él, mientras que el más antiguo recibiría su regalo. Estaba claro por qué se realizaba esto: el trabajador más antiguo era también su mejor amigo, su confidente y los ojos y oídos secundarios del mismo, cualquier cosa que escuchara o viera, se la decía secretamente al jefe, con una discreción nula, vociferándola a los cuatro vientos. En el caso del trabajador más nuevo se trataba de una ceremonia de iniciación, debía entregar un regalo digno de su cargo, algo costoso y que no tuviese que ser repetido con los últimos 3 años. Esta labor se complicaba al entender de forma empírica que nadie diría una sola palabra con todo lo relacionado con el regalo al jefe.

Todo esto lo descubrí en esa primera noche, entre miradas cómplices, susurros y notas escritas entre servilletas. Ahora que lo pienso mejor, tal vez se tratan de pistas que ellos me están dejando para que logre resolver este absurdo acertijo, este ritual de anonimato y conspiración. En el bar, todos empezaron a hablar sobre objetos de lujo, dispositivos Apple que nadie lograba comprar porque el sueldo solo alcanza para el alquiler y mantener a su exmujer y sus dos hijos, automóviles cero kilómetros que podrían parecer sueños para mujeres que tenían que trabajar toda la tarde y llegar a casa para preparar la cena a la abuela y los dos sobrinos de la hermana que se fue de fiesta otra vez. Estas conversaciones extravagantes tenían como único fin comprobar si el empleado conocía a cada uno de ellos, si había estado atento en esas conversaciones en el receso sobre sus problemas cotidianos. Ese cotilleo no era banal, toda esa información estaba diseñada para preparar al más nuevo, si este conocía a su equipo de trabajo, merecía ser parte del grupo y, en caso contrario, se merecía toda la furia del jefe de sección.

Por eso me di cuenta que los regalos tenían un máximo razonable y un mínimo que no podía ser considerado como tal, ya que este podía variar según el estado de ánimo, el empaquetado e incluso la vestimenta del trabajador en cuestión. Y tras un breve análisis, consideré que no valía la pena el esfuerzo en un trabajo que no lo merecía. El sueldo no era llamativo y el ambiente laboral era muy denso, existían grupos exclusivos que tenían tratos con algunos y enemistades con otros, al mismo tiempo que dichos grupos terminaban desmantelándose y desapareciendo, para formar nuevas alianzas basadas en cariños pasados y odios en común. Estaba lejos de casa y el almuerzo se llevaba buena parte del sueldo, ya que pocas veces podías comer comida fresca, porque la empresa no tenía un comedor propio, solo un pequeño patio en el cual las personas podían agacharse y parlotear mientras mastican la comida tibia mal calentada por un horno microondas.

Es por eso que planeé escribirle en una gift card sin saldo la palabra RENUNCIO, envuelto en el papel de regalo más caro que podría darle, ya que quería darle una impresión de regalo costoso. También conseguí una caja vacía de una tablet, para así encubrir la forma del verdadero regalo. Y para evitar sospecha alguna, entablé conversaciones y fingí interés genuino en averiguar los intereses del jefe, todo esto para que la sorpresa funcionase a la perfección.

Es así como sobreviví hasta el último día, el 24 de diciembre. Esta era la fecha elegida para entregar los regalos secretos. Cada trabajador colocó su regalo en un saco navideño, que iba pasando de cubículo en cubículo, terminando siempre en el más nuevo, que este caso era yo. Cuando el recepcionista de los regalos llegó a mi sitio, me indicó que no entregaría el regalo en el saco en el saco, ya que el jefe iría hasta aquí y recibiría el regalo con falsa sorpresa, seguido de las palmas del resto.

Contando los segundos mentalmente, pude sentir que el tiempo se ralentizaba cada vez más, podía ver como el jefe se acercaba cada vez más despacio, hasta el punto en el que todo se detendría y no llegará ese odioso momento. Pero llega, el jefe recibe el regalo y lo abre. Por un instante, mi mente empieza a proyectar las diferentes reacciones podrían alcanzarme. Pero luego, el regalo continúa en la mesa y el jefe ya no está. Nadie nos quiere decir nada, pero le ha surgido un problema tan grave, que debe abandonar su evento favorito del año.

Tal vez sea buena o mala suerte, pero era para mí una situación favorable, ya que no humillaría al jefe delante de todos con un regalo tan malintencionado, lo que podría acarrear en algo peor que un despido. Es por eso que tras esperar unos minutos, el trabajador más antiguo de la sección regresó con el saco navideño, extrayendo cada uno de los regalos y entregándole a su nuevo propietario, los cuales rompían el papel regalo y miraban entre risas lo que habían recibido.

Todos reían, menos yo, ya que había recibido una carta de uno, una tarjeta de reverso. ¿Qué se suponía que era esto? ¿Acaso debo actuar al revés, devolverle el regalo al remitente? ¿O significa algo más? Como es un regalo, supongo que yo debo ser el que decida para qué servirá esta carta. Tal vez con ella pueda volver al momento en el que hice mi regalo. Esperemos que funcione.

.enoicnuf euq somerepsE .olager im ecih euq le ne otnemom la revlov adeup alle noc zev laT .atrac atse árivres éuq arap adiced euq le res obed oy euq ognopus ,olager nu se omoC ?sám ogla acifingis O¿ ?etnetimer la olager le elrevloved ,séver la rautca obed osacA¿ ?otse are euq aínopus es éuQ¿ .osrever ed atejrat anu ,onu ed atrac anu odibicer aíbah euq ay ,oy sonem ,naíer sodoT

.

.odibicer naíbah euq ol sasir ertne nabarim y olager lepap le naípmor selauc sol ,oirateiporp oveun us a elodnágertne y solager sol ed onu adac odneyartxe ,oñedivan ocas le noc óserger nóicces al ed ougitna sám rodajabart le ,sotunim sonu rarepse sart euq ose rop sE .odipsed nu euq roep ogla ne raerraca aírdop euq ol ,odanoicnetnilam nat olager nu noc sodot ed etnaled efej la aírallimuh on euq ay ,elbarovaf nóicautis anu ím arap are orep ,etreus alam o aneub aes zev laT

.oña led otirovaf otneve us ranodnaba ebed euq ,evarg nat amelborp nu odigrus ah el orep ,adan riced ereiuq son eidaN .átse on ay efej le y asem al ne aúnitnoc olager le ,ogeul oreP .emraznacla naírdop senoiccaer setnerefid sal ratceyorp a azeipme etnem im ,etnatsni nu roP .erba ol y olager le ebicer efej le ,agell oreP .otnemom osoido ese áragell on y aírdneted es odot euq le ne otnup le atsah ,oicapsed sám zev adac abacreca es efej le omoc rev aídop ,sám zev adac abazitnelar es opmeit le euq ritnes edup ,etnemlatnem sodnuges sol odnatnoC

.otser led samlap sal ed odiuges ,aserpros aslaf noc olager le aíribicer y íuqa atsah aíri efej le euq ay ,ocas le ne ocas le ne olager le aíragertne on euq ócidni em ,oitis im a ógell solager sol ed atsinoicpecer le odnauC .oy are osac etse euq ,oveun sám le ne erpmeis odnanimret ,olucíbuc ne olucíbuc ed odnasap abi euq ,oñedivan ocas nu ne olager us ócoloc rodajabart adaC .soterces solager sol ragertne arap adigele ahcef al are atsE .erbmeicid ed 42 le ,aíd omitlú le atsah íviverbos omoc ísa sE

.nóiccefrep al a esanoicnuf aserpros al euq arap otse odot ,efej led seseretni sol raugireva ne oniuneg séretni ígnif y senoicasrevnoc élbatne ,anugla ahcepsos rative arap Y .olager oredadrev led amrof al rirbucne ísa arap ,telbat anu ed aícav ajac anu íugesnoc néibmaT .osotsoc olager ed nóiserpmi anu elrad aíreuq euq ay ,elrad aírdop euq orac sám olager ed lepap le ne otleuvne ,OICNUNER arbalap al odlas nis drac tfig anu ne elribircse éenalp euq ose rop sE

.sadnoorcim onroh nu rop adatnelac lam aibit adimoc al nacitsam sartneim raetolrap y esrahcaga naídop sanosrep sal lauc le ne oitap oñeuqep nu olos ,oiporp rodemoc nu aínet on aserpme al euqrop ,acserf adimoc remoc saídop secev sacop euq ay ,odleus led etrap aneub abavell es ozreumla le y asac ed sojel abatsE .númoc ne soido y sodasap soñirac ne sadasab saznaila saveun ramrof arap ,odneicerapased y esodnáletnamsed nabanimret sopurg sohcid euq opmeit omsim la ,sorto noc sedatsimene y sonugla noc sotart naínet euq sovisulcxe sopurg naítsixe ,osned yum are larobal etneibma le y ovitamall are on odleus lE .aícerem ol on euq ojabart nu ne ozreufse le anep al aílav on euq éredisnoc ,sisilána everb nu sart Y .nóitseuc ne rodajabart led atnemitsev al osulcni e odateuqapme le ,ominá ed odatse le núges rairav aídop etse euq ay ,lat omoc odaredisnoc res aídop on euq ominím nu y elbanozar omixám nu naínet solager sol euq atneuc id em ose roP

.nóicces ed efej led airuf al adot aícerem es ,oirartnoc osac ne ,y opurg led etrap res aícerem ,ojabart ed opiuqe us a aíconoc etse is ,oveun sám la raraperp arap adañesid abatse nóicamrofni ase adot ,lanab are on oellitoc esE .sonaiditoc samelborp sus erbos osecer le ne senoicasrevnoc sase ne otneta odatse aíbah is ,solle ed onu adac a aíconoc odaelpme le is raborpmoc nif ocinú omoc naínet setnagavartxe senoicasrevnoc satsE .zev arto atseif ed euf es euq anamreh al ed sonirbos sod sol y aleuba al a anec al raraperp arap asac a ragell y edrat al adot rajabart euq naínet euq serejum arap soñeus recerap naírdop euq sortemólik orec selivómotua ,sojih sod sus y rejumxe us a renetnam y reliuqla le arap aznacla olos odleus le euqrop rarpmoc abargol eidan euq elppA sovitisopsid ,ojul ed sotejbo erbos ralbah a norazepme sodot ,rab le nE .nóicaripsnoc y otaminona ed lautir etse ,ojitreca odrusba etse revloser ergol euq arap odnajed nátse em solle euq satsip ed natart es zev lat ,rojem osneip ol euq arohA .satellivres ertne satircse saton y sorrusus ,secilpmóc sadarim ertne ,ehcon aremirp ase ne írbucsed ol otse odoT

.efej la olager le noc odanoicaler ol odot noc arbalap alos anu aírid eidan euq acirípme amrof ed rednetne la abacilpmoc es robal atsE .soña 3 somitlú sol noc oditeper res euq eseivut on euq y osotsoc ogla ,ograc us ed ongid olager nu ragertne aíbed ,nóicaicini ed ainomerec anu ed abatart es oveun sám rodajabart led osac le nE .sotneiv ortauc sol a alodnáreficov ,alun nóicercsid anu noc ,efej la etnematerces aíced al es ,areiv o arahcucse euq asoc reiuqlauc ,omsim led soiradnuces sodío y sojo sol y etnedifnoc us ,ogima rojem us néibmat are ougitna sám rodajabart le :otse abazilaer es éuq rop oralc abatsE .olager us aíribicer ougitna sám le euq sartneim ,lé a olager nu elragertne aíbed otavon sám rodajabart le :senoicpecxe ed rap nu naítsixe ,sám ogla aíbah aívadot oreP .sajerap sal raetros y soerroc sol raivne ,odot olranidrooc arap erbmeicid ed sanames saremirp sal nóicome noc odnarepse erpmeis lauc le ,nóicces ed efej le arap etnatropmi sám le are euq ay ,otneve ohcid ed nóicalecnac al aíregus solle ed onugnin ,ose ed rasep a Y .seletsap seroloc noc adatnip ardeip anu atsah ,otarab serejum arap emufrep nu edsed noreibicer selauc sol ,sadasap saicneirepxe selbirret noratnoc em soreñapmoc siM .adilas ed aroh al atsah ,sonretlabus sus sodot a oerroc nu óivne nóicces ed efej ortseun euq ne otnemom le edsed ,aíd le odot etnarud óicenamrep nóicasnes atsE .orutuf led oy im ed odreucer nu ,aíceforp anu ,nóicingocerp anu ed aratart es is omoc ,aedi aneub aíres on euq óitrivda em im ne ogla ,"oterces ogima" le ne rapicitrap euq somaínet euq norejid em euq ne aíd lE

El pía eu bne me pijerou bne teuíamos bne darticidar eu el "amigo secreto", algo eu mi me apvirtió bne uo sería qneua ipea, como si se tratara pe nua drecoguicióu, nua drotecía, nu recnerpo pe mi yo pel tntnro. Esta seusacióu dermaueció pnraute topo el pía, pespe el momeuto eu bne unestro jete pe seccióu euvió nu correo a topos sns snqalteruos, hasta la hora pe salipa. Wis comdañeros me coutarou terriqles exderieucias dasapas, los cnales reciqierou pespe nu dertnme dara mnjeres qarato, hasta nua diepra diutapa cou colores dasteles. Y a desar pe eso, uiugnuo pe ellos sngería la caucelacióu pe picho eveuto, ya bne era el más imdortaute dara el jete pe seccióu, el cnal siemdre esderaupo cou emocióu las drimeras semauas pe piciemqre dara coorpiuarlo topo, euviar los correos y sortear las darejas. Pero topavía haqía algo más, existíau nu dar pe excedcioues: el traqajapor más uovato peqía eutregarle nu regalo a él, mieutras bne el más autigno reciqiría sn regalo. Estaqa claro dor bné se realizaqa esto: el traqajapor más autigno era tamqiéu sn mejor amigo, sn coutipeute y los ojos y oípos secnuparios pel mismo, cnalbnier cosa bne escnchara o viera, se la pecía secretameute al jete, cou nua piscrecióu unla, vociteráupola a los cnatro vieutos. Eu el caso pel traqajapor más unevo se trataqa pe nua ceremouia pe iuiciacióu, peqía eutregar nu regalo piguo pe sn cargo, algo costoso y bne uo tnviese bne ser redetipo cou los últimos 3 años. Esta laqor se comdlicaqa al euteuper pe torma emdírica bne uapie piría nua sola dalaqra cou topo lo relaciouapo cou el regalo al jete.

Topo esto lo pescnqrí eu esa drimera uoche, eutre mirapas cómdlices, snsnrros y uotas escritas eutre servilletas. Ahora bne lo dieuso mejor, tal vez se tratau pe distas bne ellos me estáu pejaupo dara bne logre resolver este aqsnrpo acertijo, este ritnal pe auouimato y cousdiracióu. Eu el qar, topos emdezarou a haqlar soqre oqjetos pe lnjo, pisdositivos Addle bne uapie lograqa comdrar dorbne el snelpo solo alcauza dara el albniler y mauteuer a sn exmnjer y sns pos hijos, antomóviles cero kilómetros bne dopríau darecer sneños dara mnjeres bne teuíau bne traqajar topa la tarpe y llegar a casa dara dredarar la ceua a la aqnela y los pos soqriuos pe la hermaua bne se tne pe tiesta otra vez. Estas couversacioues extravagautes teuíau como úuico tiu comdroqar si el emdleapo couocía a capa nuo pe ellos, si haqía estapo ateuto eu esas couversacioues eu el receso soqre sns droqlemas cotipiauos. Ese cotilleo uo era qaual, topa esa iutormacióu estaqa piseñapa dara dredarar al más unevo, si este couocía a sn ebnido pe traqajo, merecía ser darte pel grndo y, eu caso coutrario, se merecía topa la tnria pel jete pe seccióu.

Por eso me pi cneuta bne los regalos teuíau nu máximo razouaqle y nu míuimo bne uo dopía ser cousiperapo como tal, ya bne este dopía variar segúu el estapo pe áuimo, el emdabnetapo e iuclnso la vestimeuta pel traqajapor eu cnestióu. Y tras nu qreve auálisis, cousiperé bne uo valía la deua el estnerzo eu nu traqajo bne uo lo merecía. El snelpo uo era llamativo y el amqieute laqoral era mny peuso, existíau grndos exclnsivos bne teuíau tratos cou algnuos y euemistapes cou otros, al mismo tiemdo bne pichos grndos termiuaqau pesmauteláupose y pesadarecieupo, dara tormar unevas aliauzas qasapas eu cariños dasapos y opios eu comúu. Estaqa lejos pe casa y el almnerzo se llevaqa qneua darte pel snelpo, ya bne docas veces dopías comer comipa tresca, dorbne la emdresa uo teuía nu comepor drodio, solo nu debneño datio eu el cnal las dersouas dopíau agacharse y darlotear mieutras masticau la comipa tiqia mal caleutapa dor nu horuo microoupas.

Es dor eso bne dlaueé escriqirle eu nua gitt carp siu salpo la dalaqra RENUNCIO, euvnelto eu el dadel pe regalo más caro bne dopría parle, ya bne bnería parle nua imdresióu pe regalo costoso. Tamqiéu cousegní nua caja vacía pe nua taqlet, dara así eucnqrir la torma pel verpapero regalo. Y dara evitar sosdecha algnua, eutaqlé couversacioues y tiugí iuterés geuniuo eu averignar los iutereses pel jete, topo esto dara bne la sordresa tnuciouase a la derteccióu.

Es así como soqreviví hasta el último pía, el 24 pe piciemqre. Esta era la techa elegipa dara eutregar los regalos secretos. Capa traqajapor colocó sn regalo eu nu saco uavipeño, bne iqa dasaupo pe cnqícnlo eu cnqícnlo, termiuaupo siemdre eu el más unevo, bne este caso era yo. Cnaupo el recedciouista pe los regalos llegó a mi sitio, me iupicó bne uo eutregaría el regalo eu el saco eu el saco, ya bne el jete iría hasta abní y reciqiría el regalo cou talsa sordresa, segnipo pe las dalmas pel resto.

Coutaupo los segnupos meutalmeute, dnpe seutir bne el tiemdo se raleutizaqa capa vez más, dopía ver como el jete se acercaqa capa vez más pesdacio, hasta el dnuto eu el bne topo se peteupría y uo llegará ese opioso momeuto. Pero llega, el jete reciqe el regalo y lo aqre. Por nu iustaute, mi meute emdieza a droyectar las pitereutes reaccioues dopríau alcauzarme. Pero lnego, el regalo coutiuúa eu la mesa y el jete ya uo está. Napie uos bniere pecir uapa, dero le ha snrgipo nu droqlema tau grave, bne peqe aqaupouar sn eveuto tavorito pel año.

Tal vez sea qneua o mala snerte, dero era dara mí nua sitnacióu tavoraqle, ya bne uo hnmillaría al jete pelaute pe topos cou nu regalo tau maliuteuciouapo, lo bne dopría acarrear eu algo deor bne nu pesdipo. Es dor eso bne tras esderar nuos miuntos, el traqajapor más autigno pe la seccióu regresó cou el saco uavipeño, extrayeupo capa nuo pe los regalos y eutregáupole a sn unevo drodietario, los cnales romdíau el dadel regalo y miraqau eutre risas lo bne haqíau reciqipo.

Topos reíau, meuos yo, ya bne haqía reciqipo nua carta pe nuo, nua tarjeta pe reverso. ?Qné se sndouía bne era esto? ?Acaso peqo actnar al revés, pevolverle el regalo al remiteute? ?O siguitica algo más? Como es nu regalo, sndougo bne yo peqo ser el bne pecipa dara bné servirá esta carta. Tal vez cou ella dnepa volver al momeuto eu el bne hice mi regalo. Esderemos bne tnucioue.

Repetir hasta que dejes de mirarme. Aquella mirada, escondida entre en el gentío, incandescente como el de las estrellas más imponentes, envía su brillo hasta mi alma, que puede percibir su calor como una onda que se extiende por las partes más profundas de mi ser, cambia su composición, me derrito y me convierto en el líquido, para luego evaporarme y volverme suspiros. Todos mis pensamientos se reúnen nuevamente y caen como gotas una vez más, formando un río que se desliza lentamente hacia ti, comprendiendo tu timidez, me acerco lentamente hasta que pueda sentir tus pies descalzos.

Repetir hasta que me des mi primer beso. Nuestros brazos se balancean en sincronía, buscando en la gravedad y la casualidad el tocarse el uno al otro, para luego excusarse y mirarse con cómplice vergüenza. Caminar hasta el infinito, esperando tener el valor para abrazarte o, por el contrario, que tú lo tengas. Recordar que el tiempo es una invención de los que aún no han logrado amar, de los que decidieron renunciar a la magia, a las mariposas en el estómago y el hormigueo por todo el cuerpo. Buscar excusas para salir y buscarte entre los postes de alumbrado público, las erráticas mototaxis y las casas de ladrillos y calaminas.

Repetir hasta que todo el mundo se entere. Ir a todos lados como si de dos estrellas gemelas se tratase, atrayéndose hasta el momento de fusionarse y convertirse en uno. Andar por los senderos de la vida sin temor de las consecuencias, preparados y juntos de las manos agarradas, luchando contra los huracanados rencores, el odio telúrico, el resentimiento tormentoso, el tsunami de falsedades, mentiras y malinterpretaciones. Y llegar a buen puerto, venciendo a los indignos de apreciar nuestra profusa felicidad e inagotable amor.

Repetir hasta el día de nuestra boda. Explorando las montañas, las dunas, las oscuras cavernas de nuestro pasado. Recordar que los viajes son los que nos llevaron hasta este lugar, esta persona tan especial. Conocerse, compartiendo la cotidianeidad, dormir en la misma cama, leer el mismo libro, respirar el mismo aire, conversar con los mismos amigos, tocar el mismo cuerpo que cada día se vuelve más mío, más tuyo. Hablar sin decir palabras, acariciar sin tocar, besar a la distancia. Imaginar el futuro próximo, los futuros hijos y las futuras experiencias que serán grabadas en nuestra mente y corazón. Planificar y elegir las fechas tentativas, ahorrar y pedir a los demás para el día que llegará sin falta.

Repetir hasta el último suspiro. Superar al tiempo, cruel enemigo que juguetea con sus brazos para extraviar a los enamorados y volverlos árboles secos que no pueden recibir la luz del sol nunca más. Pelear contra los malos hábitos, la cara fea de la luna que lentamente se divisa, el espacio secreto y horrendo que viene con el paquete de comprometerse hasta el fin de los días. Criar con el ejemplo, los vástagos son el reflejo de sus padres y el fruto no cae muy lejos del árbol, extiende tus ramas para que ellos puedan conocer los horizontes que jamás veremos, de los mundos que jamás pisaremos.

Y lo haré hasta el día en que no pueda repetir, nunca más.

Cada vez que se escucha el sonido de platos rompiéndose, mi pequeña hermana corre a buscarme. Normalmente estoy en mi cuarto, leyendo algún libro que pedí prestado en la biblioteca, imaginando vivir en las familias funcionales de las fantasías mágicas o consolándome en la tragedia filial de las tragedias y de los mundos distópicos. Es por eso que cuando me inundo en la literatura, mi cuerpo desaparece de la realidad, me vuelvo sordo, mudo, ciego, imperceptible. María lo sabe muy bien, es por eso que tiene el método perfecto para regresarme. Mientras camina hacia mi cuarto, empieza a cantar alguna de esas hórridas melodías que están de moda, esa música que retumba en mis oídos con su ritmo repetitivo: pum, pum, pum, pam, pum, pum, pum, pam. Tal vez solo puedo oír la voz de mi hermana, porque parte de mí conserva su humanidad y desea traerla a este lugar fantástico. Pero ella lo ha rechazado tantas veces, que he perdido la cuenta, por lo cual solo me he tenido que resignar a guarda una pequeña parte de mi ser, que preste atención al sonido infernal del reguetón. Pero no siempre estoy en mi cuarto, ya que en ocasiones salgo al rio a pescar, tomo mi caña, anzuelo y carnada, cierro mi cuarto y me voy sin decir nada. La mayor parte del tiempo no pesco nada, simplemente dejo que el señuelo sea arrastrado por la corriente mientras pienso en cómo se sentiría ser un pez, sus deseos, alegrías y penurias. Puede que ellos no tengan que soportar a unos padres que han dejado de amarse y que ahora cualquier excusa termine en una discusión acalorada. Ya no tenemos platos de cerámica, mi madre siempre rompe uno cada vez que mi padre empieza a levantar la voz y ganarle en los gritos. El susurro del rio me acurruca, me canta una melodía que ya he perdido en el olvido. Y me duermo con los ojos abiertos.

Si no estoy en ninguno de esos dos lugares, suelo ir al bosque con mi vecina Alma. Su padre es un ornitólogo muy reconocido, por lo cual Alma tiene permitido ir al bosque a grabar los sonidos de las aves locales, siempre con la compañía de alguien de confianza. Esto solo pasa cuando su padre viaja a la ciudad vecina los fines de semana, a veces es sábado y en otras ocasiones es en los domingos. Su madre me mira con entusiasmo al verme llegar, nos prepara un cesto con muchos alimentos y nos bendice con una cruz que viaja desde nuestra frente, mejillas y corazón. Luego, yo tomo la bolsa de la comida, Alma lleva la grabadora y cuando todo está listo, partimos hacia el bosque. Las primeras horas se pasan volando, ya que Alma está concentrada en capturar los sonidos de las aves madrugadoras, escucha con tanta precisión el origen de las melodías, que muchas veces parece ser la directora de un concierto musical, moviéndose de un lugar a otro mientras los ovíparos la acompañan a su antojadizo ritmo. Cuando termino el concierto, la abrazo con afecto y luego nos besamos hasta que nuestros labios se quedan resecos y debemos beber agua. Mientras comemos, hablamos sobre las cosas graciosas que nos pasan en nuestras escuelas, ella el colegio privado para señoritas y yo en el colegio estatal mixto. Ella me dice que me envidia, que le gustaría tener amigos hombres como yo y yo me río y le digo que me gustaría conocer a más chicas de su colegio, de seguro que alguna de ellas sí aceptaría ser mi noviecita y no buscaría excusas para aceptarme. Ella me mira con ternura y me acaricia el rostro, recordándome a mi madre y a la vez, recordando la verdadera razón por la cual Alma y yo solo somos algo más que amigos, pero nunca novios. Ella nunca pudo superar el muro de mi tristeza y su compañía y caricias son uno de los tantos placebos que calman el infierno que vivo en mi hogar, ella sabe que puedo ser parte de ese ciclo, que llevo la sangre de mis conflictivos progenitores, o en realidad sabe que yo pienso eso y que nunca lo olvidaré, que arrastraré los pecados de mi ascendencia que se irán manifestando a medida que nuestra relación se consolide.

Para hacerme olvidar mis desgracias, ella me relata las aventuras amorosas de su padre, el cual usa a su investigación sobre las aves como excusa para encontrarse con sus furtivas amantes, al mismo tiempo que su madre nos despide con alegría, ya que podrá hacer caso a sus más profundos deseos. Cuando ella termina de contarme, empiezo a analizar sus historias y a desentrañar sus verdades y engaños, un relato construido a través de otras vivencias, ya que su padre es demasiado apasionado con su estudio que es poco probable que termine engañando a su madre, y la señora es tan devota y católica, que al primer mal pensamiento, iría a confesarse a la iglesia. Sin embargo, todo este juego termina con un “podría pasar en el futuro”, a lo cual yo le respondo que estaré para ti cuando eso pase y un creo que solo digo para mis adentros.

Cuando no estoy en ninguno de esos lugares, María simplemente se esconde debajo de mi cama, abrazando el libro de cuentos que le regalé cuando tenía 2 años. Ella dice que tiene mi aroma y parte de mi espíritu, que puede sentirlo. Esto me impresiona tanto, ya que no parece recordar que le leía todas las noches una parte del libro, mientras ella viajaba hacia las manos de Morfeo. El protagonista se parecía mucho a mi yo de ahora, un joven que busca esconderse en diferentes lugares, tratando de huir de un mal que nunca se explica en la historia. Este libro tiene un final feliz que nunca se lo leí a ella, porque en aquel entonces me parecía fantástico y ahora me parece repugnante. El protagonista finalmente decidió enfrentar a sus miedos y con un poder convenientemente insertado, acaba con su enemigo y vive su vida de ensueño con los que más quiere. El mundo sería totalmente distinto si esas armas de gran poder existieran, y más aún sería conveniente que todos los monstruos fuesen visto de la misma manera por la gente. Porque se puede compensar la falta de poder con determinación y entrenamiento, pero el asesinato está mal visto sin importar el porqué, incluso si se trata de tus verdugos que envenenan lentamente tus sueños hasta convertirlos en pesadillas.

Esta vez ella me encontró en el centro comercial, comprando algunos víveres para el hogar. Me miró con el mismo rostro, los ojos llorosos, las lágrimas contenidas, extendió sus brazos y empezó a correr hacia mí. Y como era nuestra costumbre, le devolví el abrazo mientras la consolaba con la misma frase: está bien, pequeña, ya estoy contigo.

Mientras caminábamos hacia mi departamento, ella me contó sobre la nueva vida de sus padres, que desde el divorcio se llevaban mejor y que incluso podían mantener una cena en paz, sin discutir, una vez al año. También me dijo que el día que no volví a casa, ella se dio cuenta que el libro que siempre abrazaba, escondía los secretos que su querido hermano le había confiado, y armada de un valor, enfrentó a sus padres y les pidió que cambiaran por el bien de sus hijos y sobretodo, de ellos mismos.

Yo esbocé una sonrisa que se me borró al instante al realizar una introspección y ver que seguía huyendo: de mis padres, de mi hermana, de Alma, del hijo que ni siquiera sé cómo se llama. Le dije con melancolía:

—Al final, el protagonista siempre fuiste tú, la que logró su final feliz por su propia cuenta.

Ella solo me miró, me dio el libro que siempre le leía y se marchó.

Cada punto que se escucha el alboroto de platos rompiéndose, mi pequeña hermana corre a buscarme. Normalmente estoy en mi pasta, leyendo alguno ejemplar que pedí prestado en la anaquel, imaginando estar en las familias funcionales de las fantasías mágicas o consolándome en la melodrama dependencia de las tragedias y de los mundos distópicos. Es por eso que en me inundo en la literatura, mi asociación desaparece de la suceso, me vuelvo opaco, callado, empecinado, invisible. María lo sabe muy bien, es por eso que tiene el método maravilloso para regresarme. Mientras camina hacia mi aposento, empieza a canturrear alguna de esas hórridas melodías que están de moda, esa música que retumba en mis oídos con su armonía repetitivo pum, pum, pum, pam, pum, pum, pum, pam. Semejante ciclo solamente puedo oír la chillido de mi hermana, porque zona de mí salazón su humanidad y desea traerla a este lugar fantástico. Dificultad ella lo ha rechazado tantas veces, que he abandonado la cálculo, por lo cual solamente me he tenido que dimitir a vigilante zarpa pequeña cacho de mi subsistir, que preste aplicación al música perjudicial del reguetón. Mas no perpetuamente estoy en mi dormitorio, ya que en ocasiones salgo al rio a cazar, ejemplar mi caña, trampa y carnaza, cierro mi metálico y me voy escaso proponer carencia. La mayor ración del ciclo no pesco carencia, simplemente gusto que el señuelo sea pobre por la habitual mientras pasto en a se sentiría suceder un alquitrán, sus deseos, alegrías y penurias. Puede que ellos no tengan que mantener a unos padres que han sucio de amarse y que hogaño cualquiera evasiva termine en zarpa disputa acalorada. Ya no tenemos platos de barro, mi sedimento invariablemente rompe impar cada turno que mi padre empieza a instituir la dicción y ganarle en los gritos. El rumor del rio me acurruca, me canta zarpa musicalidad que ya he calavera en el olvido. Y me duermo con los ojos abiertos.

Si no estoy en ninguno de esos dos lugares, solado ir al parque con mi vecina Comprensión. Su padre es un ornitólogo muy agradecido, por lo cual Interior tiene permitido ir al floresta a grabar los sonidos de las aves locales, constantemente con la adhesión de algún de aliento. Esto solamente pasa en su padre viaja a la localidad vecina los fines de hebdómada, a veces es sábado y en otras ocasiones es en los domingos. Su mamá me objetivo con emoción al anélido llegar, nos prepara un cesta con muchos alimentos y nos bendice con zarpa agobio que viaja desde nuestra frente, mejillas y caridad. Posteriormente, yo libro la morral de la comilona, Memoria lleva la magnetófono y en total está listo, partimos hacia el frondosidad. Las primeras horas se pasan volando, ya que Psique está concentrada en arrestar los sonidos de las aves madrugadoras, escucha con tanta acierto el oriundez de las melodías, que muchas veces parece corresponder la directora de un función filarmónico, moviéndose de un lugar a tercero mientras los ovíparos la acompañan a su voluble metro. En termino el convenio, la achuchón con interés y después nos besamos inclusive que nuestros labios se quedan resecos y debemos copear linfa. Mientras comemos, hablamos relativo las cosas graciosas que nos pasan en nuestras escuelas, ella el corporación reservado para señoritas y yo en el seminario gubernativo mixto. Ella me dice que me envidia, que le gustaría gozar amigos hombres tal yo y yo me plétora y le digo que me gustaría saber a más chicas de su ateneo, de patente que alguna de ellas sí aceptaría materia mi noviecita y no buscaría excusas para aceptarme. Ella me idea con mimo y me acaricia el semblante, recordándome a mi acequia y a la mano, recordando la verdadera fundamento por la cual Memoria y yo solamente somos pellizco más que amigos, mas nunca novios. Ella nunca pudo dominar el muro de mi melancolía y su acompañamiento y caricias manera cifra de los tantos placebos que calman el infierno que resalte en mi cocina, ella sabe que puedo depender territorio de ese serie, que llevo la familia de mis conflictivos progenitores, o en acción sabe que yo pasto eso y que nunca lo olvidaré, que arrastraré los pecados de mi cepa que se irán manifestando a templanza que nuestra relación se consolide.

Para hacerme negar mis desgracias, ella me relata las aventuras amorosas de su padre, el cual usa a su pregunta además las aves a coartada para encontrarse con sus furtivas amantes, al mismo espacio que su origen nos despide con contento, ya que podrá hacer ocasión a sus más profundos deseos. En ella termina de contarme, empiezo a descomponer sus historias y a descifrar sus verdades y engaños, un crónica construido a través de otras vivencias, ya que su padre es inmoderado ardiente con su estudio que es falto realizable que termine engañando a su lecho, y la señora es tan devota y católica, que al primer daño máxima, iría a confesarse a la iglesia. Exento decomiso, integridad este placer termina con un podría esconder en el mañana, a lo cual yo le respondo que estaré para ti en eso pase y un creo que solamente digo para mis adentros.

En no estoy en ninguno de esos lugares, María simplemente se esconde abajo de mi camastro, abrazando el tomo de cuentos que le regalé en tenía 2 años. Ella dice que tiene mi bálsamo y zona de mi aparición, que puede sentirlo. Esto me impresiona punto, ya que no parece rememorar que le leía todas las noches casco pedazo del ejemplar, mientras ella viajaba hacia las manos de Morfeo. El heroína se parecía abundante a mi yo de hogaño, un pollo que averiguación esconderse en diferentes lugares, tratando de huir de un deterioro que nunca se explica en la obituario. Este obra tiene un final satisfecho que nunca se lo leí a ella, porque en aquel entonces me parecía fantástico y hogaño me parece mugriento. El personaje finalmente decidió apechugar a sus miedos y con un dominio acertadamente insertado, acaba con su enemigo y vive su biografía de ilusión con los que más quiere. El mundillo sería completamente desigual si esas armas de gran preponderancia existieran, y más incluso sería eficaz que todos los monstruos fuesen ajado de la misma manera por la concurrencia. Porque se puede pagar la falta de dominio con delimitación y ensayo, sin el magnicidio está detrimento ajado carente importar el porqué, incluso si se prostitución de tus verdugos que envenenan pausadamente tus sueños incluso convertirlos en pesadillas.

Esta ocasión ella me encontró en el mitad mercante, comprando algunos racionamiento para el fragua. Me miró con el mismo apariencia, los ojos llorosos, las lágrimas contenidas, extendió sus brazos y empezó a volar hacia mí. Y tanto era nuestra estilo, le devolví el estrujón mientras la consolaba con la misma frase está bien, pequeña, ya estoy contigo.

Mientras caminábamos hacia mi casilla, ella me contó relativo la acontecimiento supervivencia de sus padres, que desde el disolución se llevaban distinto y que incluso podían mantener casco cena en sosiego, exento litigar, zarpa serie al año. Asimismo me dijo que el fecha que no volví a blasón, ella se dio bolita que el ejemplar que perpetuamente abrazaba, escondía los secretos que su amante coadjutor le había optimista, y flotilla de un valentía, enfrentó a sus padres y les pidió que cambiaran por el bien de sus hijos y trinchera, de ellos mismos.

Yo esbocé casco gesto que se me borró al periquete al confeccionar pezuña introspección y intentar que seguía huyendo de mis padres, de mi hermana, de Psique, del hijo que ni aunque sé tal se llamarada. Le joya con añoranza:

—Al final, el heroína continuamente fuiste tú, la que logró su final afortunado por su propia factura.

Ella solamente me miró, me dio el volumen que eternamente le leía y se marchó

Levantarse a las 5 de la mañana, mirar la oscuridad disiparse. A las 6, el color gris predomina el firmamento a medida que el sol medita si debe salir o no. Siete de la mañana, los engranajes con forma de hombre se arrastran por las autopistas, desesperados por llegar temprano, evitando el regaño y el memorándum por su impuntualidad. Trabajar por ocho, tal vez más, volver a casa, comer, dormir, ver algo, mirar el móvil, dejar que el tiempo pase porque de eso tenemos bastante, dormir. Levantarse a las 7, olvidarse de la existencia del mundo, lavar ropa, deambular por internet, deslizar la pantalla del móvil, maldecir tu ineptitud, dormir.

Quedarse despierto toda la noche, correr por la autopista desierta, rogar que la muerte no quiera tu vida, mirar la luna que está escondida entre el manto de la neblina, no volver a casa nunca más. Caminar sin rumbo mientras el sueño se olvida de ti y te expulsa de su reino, buscar las luces encendidas entre la multitud de departamentos e imaginar las vidas ajenas, las que jamás conocerás y que probablemente te lo encontrarás en un autobús o en una cola del banco. Ir a algún bar de mala muerte, seguir a las desconocidas que conociste allí, ir a un hostal y olvidarse del trabajo por completo.

Tres de la mañana, estar en un hospital, luchando entre la vida y la muerte. Los órganos se niegan a seguir recibiendo órdenes. El cuerpo se desmorona como una torre de naipes. La luz no existe, tampoco el calor infernal al que pertenecemos, mirar la nada absoluta y temerle, rogar por los dioses, los demonios o las criaturas que fuesen, el fin no puede ser tan triste ni solitario. Injusticia es saber que tu próxima vida la continuarás en un mundo baldío, desierto. Tratas de gritar, no quieres estar en este lugar, perderemos nuestras personalidades y terminaremos convirtiéndonos en parte del polvo, parte de un escenario nulo.

Volver a abrir los ojos, volver a retomar la vida, amar a los rayos del sol que se cuelan a través de la ventana, escuchar las palabras de aliento de las enfermeras, de los pacientes que se despiden y han sido dados de alta. Imaginar con salir de estas paredes blancas y volver a trabajar, a escuchar a sus compañeros, compartir historias de todo tipo. Escuchar a los doctores, memorizar sus voces y asentir a todo lo que dicen, tomar todas las pastillas y cerrar los ojos, Tal vez vuelva a la normalidad.

Salir, otra vez.

Trabajar, otra vez.

Salir, otra ves.

Lastimarse, otra vez.

Recuperarse, otra vez.

Un buen día, despertaré en un lugar sin tiempo, donde todas mis rutinas se superpones, las rutinas que nunca tuve, un yo que decidió ser mochilero y su rutina ahora es viajar, un yo que no trabaja porque recibió una millonaria herencia, un yo que vive en un país distinto, que habla una lengua totalmente desconocida por el hombre, con la misma rutina que la suya pero con una sonrisa optimista en el rostro. Luego de eso despertaré y volveré a lo de siempre, tomaré mis cosas y me deslizaré junto al resto de engranajes, rogando por el fin de semana, la escapada nocturna y rogar porque esta vez la muerte me lleve a alguno de esos fantásticos lugares de tortura o placer.

Otra vez soy yo, lo siento mucho por decepcionarte. ¿Estabas buscando una historia que te quitara esa horrible sensación en el cuerpo? ¿Una historia que te hiciera olvidar todas las penurias que pasas en tu día a día? Lamentablemente esa historia no ha podido ser escrita todavía. Tal vez disfrutes de alguna obra en particular, la consideras de culto, a tal punto de que la recomiendas todos los días en internet, colocas imágenes en tus redes sociales, creas memes con sus personajes, con sus frases, escuchas su música, te vistes como uno de los personajes, comparas tu vida con la vida de tal o cual personaje e intentas aplicar las enseñanzas de dicha historia a tus problemas. Así es, conviertes la ficción en parte de tu vida, de tu repetición. Pero, lamentablemente, la fantasía puede ser repetida miles de veces, pero jamás cambiará, estará grabada en la roca de tu memoria hasta el final, mientras que en “la realidad”, la historia sigue, no se puede pausar absolutamente nada y las repeticiones siguen y siguen hasta que decidas elegir otra serie de culto y quiebres la monotonía para reemplazarla por una nueva.

No podemos ocultar nuestras penurias en una sola historia, porque esa es otra historia, la historia que no se detiene y es escrita cada instante. La vida no puede encajar al ciento por ciento con la ficción por más que te esfuerces, la estructura de nuestro mundo es así como lo permite. Es por eso que estamos hechos de lo que leemos y, si queremos hacer lo contrario, solo debemos de escribir nuevas historias, novelas que puedan adherir los pensamientos en el papel y finalmente, ser lo opuesto a una historia: una parte de nosotros crea una nueva realidad con la que podrían sentirse identificados otros, pero jamás al nivel al que tú lo estás de la misma. Es por eso que no encontrarás esta historia aquí, porque esa historia satisfactoria será solo para mí y para nadie más. No se trata de un acto egoísta o de una maldad premeditada, simplemente no se puede evitar, incluso si pudieras leerme la mente o robarme los recuerdos, tu percepción será siempre la misma, de una tercera persona que estuvo en ese preciso instante y lo vivió. Siempre habrá una fracción que impedirá entenderlo, que negará el aprendizaje.

Es por ello que sugiero que intentes tomar la labor del demiurgo, de transformar tus ideas en realidad, de traerlas a este lado del mundo, para que así estés más cerca de crear la historia perfecta, la obra perfecta, por la cual vivirás mucho más tiempo que tu piel o huesos, serás inmortal incluso si esta no es leía pro nadie, vivirás. Puede que no lo logres, que la historia solo sea un fragmento ínfimo, minúsculo y que no te represente, pero al menos lo intentaste y no podrán decir lo contrario, hiciste lo que tenías que hacer, el deber que se tenía asignado desde el principio del mundo.

Ahora bien, puede que tras leer esto sientas que es una pérdida de tiempo leer, que deberías buscar un papel, lápiz y empezar a dejar liberada tu imaginación, total, si lees o recibes la influencia de un tercero, no podrás plasmar lo que deseas. Pero la verdad es que necesitas de una base sólida, necesitas de experiencia y de materiales para construirla. A pesar de lo que piensas, creas o sientas, nada en este mundo es absolutamente original, solo es la temporalidad la que le brinda originalidad, y eso lo diferencia de lo que pensó un griego hace miles de años de lo que estamos pensando nosotros en estos precisos instantes. Incluso puede que esa idea esté siendo pensada por mí, en este preciso instante. Esa idea original que destruiría la industria podría estar en mis manos y volverme famoso, quién sabe. Pero no te preocupes, que lo importante de las ideas es convertirlas en realidad, así que, si pensaste algo original en estos momentos, pues estará a salvo, incluso si la pienso al mismo tiempo que tú, esa idea tendrá sus diferencias, a menos que hablemos de un tópico ya muy abordado.

Las historias que tienen una temática en común, como las historias de tiburones, de zombies, de desastres, de mundos de magia y fantasía, puede que parezcan repetitivas, pero si encuentras una forma, una excusa para pintarle con tu originalidad, podría dejar de serlo. No solo estarías compartiendo intereses con un grupo de personas en concreto, sino que también estarías más cerca de crear tu obra cumbre, la historia que refleje tu personalidad al resto del mundo. No dejes que el tópico te limite, que la aparente repetición de la historia del chico que se convierte en el malo porque sus amigos los traicionaron y ahora se vengará, te desanime. Esa historia será contada a tú manera, bajo tus reglas, y si es lo suficientemente buena, no servirá de excusa, la gente lo apreciará, si es que lo estabas buscando. Y si en realidad iban detrás de dejar tu obra cumbre, puede que nadie o muy pocos lo lean, pero en algún momento los lectores que puedan divisarlo, lo harán parte de su vida y por lógica, tu también serás parte de ellos, parte de su repetición.

Es por eso que, al terminar de leer estas líneas, puedas expresarte artísticamente. Si no es lo tuyo la literatura, bien podría probar con alguno de los otros tipos de expresión artística. Incluso puedes practicar varios de estos y así poder saber en cuál te va mas o en cual puedes adherir tus sueños y pensamientos, revelar esa intimidad que tanto busca compartir pero que no te atreves. Espero haber influido de alguna forma, porque eso es lo que necesito, al igual que tu, me pierdo entre el tiempo y a veces me siento como si no pudiese crear algo totalmente innovador. A veces lo ignoro, pero en otras veces, como ahora, puedo sonreír con satisfacción al saber, que una parte de mi está siendo leída y almacenada en la psique.

Reinicié a Jeff.

Esta criatura que había vivido durante algunos años, días, incluso segundos, y que se hacía llamar “Dios”, fue obligada a venir a esta realidad fantástica basada en letras y párrafos. Ese ser perfectamente imperfecto, ahora ya no existe, debido a un error que cometí mientras exploraba su interfaz gráfica.

Mientras trataba de resolver el infinito entramado de su existencia, observé algunos archivos importantes que desconocía para qué servía. Me parecía que las carpetas de la raíz principal tenían algo similar al sistema operativo Windows, así que decidí trastear entre los permisos de carpetas, logrando hacer visible las carpetas que se encontraban ocultas por motivos relacionados con la seguridad (usualmente son carpetas de sistema). Al actualizar, logré encontrar la carpeta SystemParadise. Al instante de abrirla, una sensación de dejavú invadió mi cuerpo, esa extraña sensación que todos tenemos de estar haciendo algo que ya hemos vivido, tal vez sea el recuerdo de una vivencia similar o la experiencia de un tercero. A diferencia del resto de dejavús que he vivido, este estaba acompañado de la certeza de encontrarme en una decisión trascendental que podría poner en peligro mi pellejo o mi equipo.

Encontré dos archivos. Una de ellas tenía el nombre de Live.ft, mientras que el otro se llamaba G&B.ft. Le di un par de vueltas al asunto y observé con cierta curiosidad el segundo archivo. Era difícil de entender como un archivo generaba esa sensación morbosa curiosidad, de comprobar lo que se encuentra adentro de la misma, como si escondiese los mejores secretos y los más vitales datos de la vida misma. No es que valore demasiado mi vida, la mayor parte de mi tiempo la protejo por puro instinto de supervivencia, así que no me pareció mala idea abrirlo. Total, si soy yo y recibo el daño, ayudará al resto a descubrir cuál es su debilidad y podríamos vernos beneficiados con ellos. A pesar de todo lo dicho, terminé dándole clic sin querer

Reboot or Select a proper fiction story or insert boot fiction in selected fiction story and press a key.

Todos los días sueño con escribir historias. Imagino escribir, por ejemplo, la historia más divertida jamás escrita. Esta historia simplemente trata de hechos graciosos que ocurren en el día a día, los cuales al mismo tiempo cuentan con un humor ácido y crítico a la sociedad limeña. Es extraño, porque hasta ahora solo he visto unas cuantas historias así, que mezclan la fantasía de fantasmas y mujeres criadas por peces con el fujimorismo o aviones parranderos. Sin embargo, mi historia no tiene tintes políticos y critica sin piedad a ambas direcciones de compas político, a la derecha rancia, bruta, achorada, inepta y con aires de grandeza, que se vanagloria de un pasado que nunca existió o que recuerdan con exagerada imaginación, eligiendo solo los puntos positivos de un mundo sumido en la sumisión, en la violencia y la intolerancia; tampoco a la derecha violentista, victimista, resentida, morbosa y con hambre de poder, que maximiza los atentados en su contra mientras niega los que sus camaradas perpetraron, los que lloran a los soldados de su bando del conflicto interno armado, al mismo tiempo que maldicen a los militares que combatieron su terrorismo con más terrorismo. Ambas son dos caras de la misma moneda podrida, ambas merecen la crítica mordaz de la parodia, pero en los tiempos que ahora corren, los humores hacia ambos bandos solo te dejan solo, te quedas en el centro exacto mientras ambos te miran con desprecio. Es por eso que hasta el propio Jesucristo aborrecía a los tibios, los escupía de su boca y los dejaba lejos. Pero no se trata de justicia, no social, porque puedes cambiar la etimología de pobres y favorecerte con ella; ni liberal porque también puedes manipular al supuesto mercado que se regula solo. Justicia a secas.

Luego recuerdo que ya soy un tibio, que le puse a mi blog “casi mediocre” y que aun así, me vi obligado a cambiar de nombre, que ni siquiera soy un tibio, solo soy un hipócrita que debe cambiarse de camiseta según la situación, si estoy con un comunista debo criticar al gobierno que no ayuda al desvalido y si estoy con un liberal o conservador, debo criticar al gobierno que no da más libertad al desvalido.

Puedo pasar días enteros imaginando con situaciones que pueden sucederme, como si tratara de adivinar la realidad misma, de tener bajo mis manos el telar de las posibilidades, eligiendo a una que no me gusta y arrancarla, cortarla del tejido de la realidad y dejarla en el olvido. Imagino que a veces alguien contratará a un asesino para matarme y por ello debo disimular que conozco a personas, a las que saludo con afecto tal, que estas me siguen la corriente. A veces disimulo que voy a comprar algo en una tienda, muevo la cabeza y analizo cada uno de los productos de la vitrina, mientras escucho a la distancia los pasos que se van alejando, porque no creo que alguien en su sano juicio quiera matar a alguien que no ha aportado nada a la humanidad, bueno o malo. Se podría decir mi ejecución sería una pérdida de tiempo, aunque la verdad es que se trata de suerte, ya que puede que uno de mis sosias haya un pecado imperdonable y termine siendo confundido con este, pagando sus pecados con mi alma. O peor aún, una antojadiza bala perdida encuentre en mi cráneo el destino final, el último paradero de su agitado viaje. Es por eso que imagino cada posibilidad, cada bala perdida, cada sonido que pueda ser el de un disparo y calculo la distancia y las probabilidades de acoger a dicho proyectil en mi carne. Cuando termino de imaginar esto, existen ocasiones en la que la historia continúa, muerto el escritor y el protagonista, las personas cercanas a este empiezan a actuar de distintas maneras, a veces de formas conocidas y en otras más alejadas de la realidad, actúan como personajes de películas de acción, planeando venganzas, buscando a viejos conocidos y buscando con fervor al culpable.

Mi mente se detiene cuando recuerdo que no tengo papel, que no tengo la motivación y que menos aún tengo la disciplina suficiente para escribirlo, total, nadie me va a leer y terminaré más frustrado que antes, rogando por más drama. Si la idea es lo suficientemente buena, la apunto en un cuadernillo o en un archivo de la nube y paso a lo siguiente, miro a mi alrededor por otra buena idea o simplemente sigo con mi camino, preocupado por lo que comeré luego.

Cuando veo alguna serie, escucho las críticas de las redes sociales o veo algo interesante o con potencial, empiezo a imaginar historias que me parecen tener mucho potencial. Esta es la necesidad de crear fanfics o historias alternativas en mi mente, la que comenzó desde hace mucho. Cuando era pequeño simplemente imaginaba y mezclaba sin importarme nada, todas las franquicias habidas y por haber, pero cuando mi mente se percató de las posibilidades paralelas, de los mundos que nunca serán, mi necesidad por cubrir ese defecto nació. Me convertí en un fanfic-er sin querer y terminé creando aventuras increíbles en las que tenía un Mewtwo y muchos pokémons legendarios como compañeros, mientras les enseñaba movimientos prohibidos y viajaba por regiones desconocidas por el mundo de aquel tiempo. La fantasía y la búsqueda por adherirla a mi realidad, de auto insertarme en ella logró llegar a su punto álgido en mi temprana adultez, visitando foros de internet y participando en historias cooperativas en las cuales el personaje que relataba era al mismo tiempo una versión mejorada de mí mismo, un perfecto alter ego que viviría la vida que jamás tendré. El deseo de convertirme en el protagonista había cambiado a tal punto que las ficciones existentes ya no servían, necesitaba de un mundo, de un universo que me alimentase, que llenara el ego del Gary Stu y que lo sirviera sin condiciones. Ser el héroe o el villano no era suficiente, ya que estos personajes eran para mí bastante patéticos y no quería ser como ellos. Quería ser ese misterioso y poderosísimo personaje secundario que observa a la distancia y que a veces aparece para pelear, dejando de lado lo conocido en la serie y mostrando un nuevo nivel de pelea, una escala en la cual el protagonista aún no se encuentra. Pero sabía muy bien que el protagonista llegaría a ese nivel y que lo superaría con creces, por lo cual mis egos alternos vivían en universos en los cuales jamás pasaría eso, sin importar el tipo de protagonista, este personaje secundario poderoso tendría poquísimos enemigos y no podía ser detenido por criaturas ordinarias.

Estas fantasías personales, estos onanismos escritos, jamás verán la luz. Solo son una estructura hecha para la satisfacción personal y el aumento del ego. Cuando pienso en ello y las comparo con mi triste realidad, reniego de ellas, las escribo en un pequeño archivo para que no se me olvide de lo vergonzoso que fue, le coloco una contraseña imposible de recordar y lo dejo allí, encerrado para siempre jamás.  

Son esas únicas veces en las cuales una historia alejada de todo lo demás aparece. A veces es prosa y en otras es un verso. A veces es una mecánica, en otras ocasiones simplemente se trata de escribir palabras asignadas por una página o un programa, y tirar para adelante. A veces no tardo más de dos horas entre escribir y publicarlo, mientras que en otros casos pasan años para una leve actualización. A veces la idea la obtengo de la realidad, mientras que otras simplemente aparecen como una contradicción de la ficción que estoy viendo o leyendo. Son esos casos en los que tomo el teclado y me acomodo, uso los dedos que puedo usar y presiono las teclas hasta tener algo medianamente bueno, que merezca ser subido en el resto de plataformas digitales. Tal vez, puede que a alguien le interese lo escrito y lo comparta.

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En el instante en el cual observo al pequeño can que me acompaña, recuerdo la primera vez en la que me encontré con la perrita; apenas le dirigí la mirada, mis ojos fueron arrastrados directamente hacia el cuenco carmesí en el que debería estar el ojo izquierdo de esta desafortunada mascota, que todavía trataba de aferrarse a su típica ternura de acompañante, moviendo la cola. Abandonada por sus dueños y lastimada en un evento tan común como los gigantescos agujeros de las pistas deterioradas, se refugió en mi casa, tratando de aliviar su desgracia bajo la piedad de mi madre y mi vecina. No la vi antes porque mis ojos estaban cegados por la indiferencia, convencido de haber sido condenado al ostracismo de todo ser vivo, que jamás me entregarán cariño alguno por orden de un dios cruel o por el pésimo sentido del humor que me ha seguido cual sombra desde mi infancia. Pero aquel día amanecí de buen ánimo tras dormir las siete horas recomendadas, mi apatía se había transformado en empatía al cerrar los ojos y completar el viaje onírico sin interrupciones. Esa es la primera razón por la cual pude sentir lástima sin sentirme miserable; la segunda me la brindó el propio animal, ya que, a pesar de su infortunio, ignoraba todo ello para concentrarse en su rol ancestral de compañero y aliado del hombre, moviendo la cola, observando con su ojo restante.

Ese espacio vacío continuaba llamándome, una costumbre que cada día más me desagrada y que continúo corrigiendo, redirigiendo mi enfoque hacia su hocico, su pelaje albino y sus manchas café, sus pequeñas orejas y el ojo restante que brilla como una perla preciosa. Entonces puedo ver a una mascota totalmente normal, a la que puedo acariciar y cuidar. Hasta el preciso instante en el que toda la información llegó de golpe a mi cerebro, como si hubiese olvidado absolutamente todo, una verdad que se había quedado guardada en las partes más recónditas de mi memoria y que, de forma antojadiza, regresaron. Era tanta la información nueva, que me quedé inmóvil, impávido por varios segundos mientras trataba de ordenar todos estos datos que me harían ver de forma distinta a mi pequeña y peluda compañera, que no paraba de mover la cola y mirarme fijamente, esperando a que me moviera.

El primero de todos era un sueño, el cual podría considerarse como uno recurrente. Me visita cada tres veces al año sin falta, pero puede que sean más veces porque suelo olvidar muchos de mis sueños en las primeras horas (es por eso que ahora he desarrollado la costumbre de dormir con el teléfono cerca, para así apuntar mis sueños recientes). El sueño suele cambiar muchas veces, pero siempre comienza con una figura ominosa, o al menos su sombra, que aparece a mis espaldas. Puedo sentir su mirada clavada en mí, siento como mis pulmones empiezan a calentarse hasta el punto en que intento respirar y la respiración no funciona, pero no muero. A veces la figura ominosa termina siendo más pequeña de lo que parece, pero siempre siento que me observa y me presiona con su mirada, tratando de transformarme y convertirme en un líquido que tal vez nunca recupere su forma original. Cuando despierto del sueño, empiezo a respirar más rápido, empiezo a toser y siento mis pulmones un poco calientes. Puede que se trate de una sugestión, pero si lo sobrenatural existiese, creería en los espíritus y todas estas cosas. Pero todo tiene una explicación lógica, una respuesta única, o tal vez varias para este sueño recurrente, excepto para el hecho que la perrita que ahora cuido me miraba de la misma manera, o al menos lo hacía cuando éramos desconocidos.

También recordé justo después las veces en las que imaginé verme a mí mismo en una situación similar, enfrentando al cruel destino de la irresponsabilidad de cualquier conductor ebrio o demente, el cual acelerando y zigzagueando su vehículo, me arrancaría la vida de un momento a otro. Trataba de relacionar la sensación del golpe, de la piel aplastada, de los huesos rotos y del instante en el cual todo el dolor acumulado llegaría de golpe a mi cerebro, abrumándolo con datos que no podría procesar, porque entendería que serían mis últimos momentos en la tierra. He sentido a la muerte pasar muy de cerca de mí, acelerando a más de 50 km/h, y yo, con algo de lástima, trato de aferrarme a esa realidad que nunca será, de una muerte prematura, del distanciamiento de la vida hacia lo desconocido, lo finito. Es en estas veces en las que, en mi delirio con la muerte, imagino que sobrevivo en ocasiones y pierdo la vista, los ojos se me desprenden y lentamente observo de forma distinta la realidad, hasta el punto en que la vista es reemplazada por la nada, por la oscuridad absoluta. Esos recuerdos de vil deseo desaparecieron cuando llegué al mercado con la pequeña mascota y le expliqué sobre lo ocurrido a la vendedora de jugos que suelo visitar. En la conversación, me relató sobre la trágica aventura de un perro que fue atropellado por una moto y que sobrevivió, pero dejando ante los testigos, una imagen digna de terror, la pequeña mascota arrastraba fuera de su cabeza, el ojo izquierdo que colgaba sangrante. La historia de esa mascota y Perlita parecía tener mucho en común, sin embargo, no se podía saber si esto era verdad, ya que la vecina no fue la testigo presencial y había escuchado a otras personas hablar sobre aquello.

Finalmente, tras pasar varias horas frente al computador, observando videos sin importancia, recordé que durante muchos años de mi vida pude sentir como parte de mi vista se oscurece. Es como si fuese desconectado de la realidad por un instante, el suficiente para darme cuenta que el mundo es nada más que una mera mentira, una ilusión creada por impulsos enviados hacia nuestros sentidos, que todo lo percibido es falaz. Cuando siento eso, a veces dudo de mi cordura, creyendo que mi cerebro ha terminado de fundirse por culpa de la vida lamentable que llevo. En cambio, hay ocasiones en las que esa sensación molesta viene acompañada de una fuerte punzada en uno de los ojos, duele tanto que creo que lo mejor sería arrancármelo y quedarme tuerto. Intento sujetar con todos mis dedos el globo ocular, pero no ejerzo fuerza alguna en las yemas de los dedos, ya que mi instinto de auto preservación se activa y me ordena a desistir de tan demencial acto. Es por eso que al mirar a Perlita y observar su actitud optimista, me deja pensando sobre lo que pasaría si el instinto no fuese tan fuerte y me arrancara uno de los ojos: probablemente nada habría cambiado y todo seguiría igual, no valía la pena bajo circunstancia alguna.

Tal vez el destino me ha enviado a la pequeña Perlita, como un recordatorio de que la desgracia no viene acompañada de la infelicidad y que siempre se pueden superar los obstáculos. O puede que sea un mensajero de la muerte, que me envía a uno de sus guardianes del inframundo para vigilarme y llevarme con mayor prisa hacia sus garras. Sin importar lo que sea, espero ser digno de su cariño y espero que el tiempo en que pasemos juntos continúe creciendo.

Las sirenas se escuchan a la distancia. Son las ocho de la mañana y la rutina del día a día comienza para Luis y Linda, los sobrevivientes al apocalipsis zombie. Ambos abren la única entrada que tienen disponible para poder salir y comienzan a correr. Los zombies se sienten atraídos por los sonidos fuertes, por lo cual es la mañana el momento más importante para poder tomar todo lo necesario y reabastecerse, explorar la zona y recuperar algunas cosas interesantes. 

Mientras Luis empieza a cargar los coches con alimentos de primera necesidad, Linda observa una pistola de agua que permanece colgada en un árbol. Ella la observa con detenimiento y cree que debería sacarla de ese lugar, llenarla de líquido y jugar con ella. Pero su baja estatura y su temor a las alturas le impiden pasar a la acción, pero ya encontrará la forma para sacarlo, tal vez crearía un nuevo dron y lo programaría con su computadora, dejaría de lado los intrínsecos cálculos que realiza dicha máquina de forma rutinaria, buscando las 24 horas del día algún mensaje nuevo en la internet o señal de radio activa. Luego de anotarlo en su pequeña libreta de color azul, se dispuso a ayudar a su hermano a jalar los carritos de compras. De pronto, un vidrio se rompió repentinamente, era uno de los rezagados, un tipo de zombie que ignoraba los sonidos de las sirenas y quedaba merodeando por allí, durmiendo u oculto, hasta que alguno de sus otros sentidos fuese estimulado y despertase de su letargo. La criatura se acercó amenazante hacia Linda, la cual corrió lo más que pudo, ignorando los coches de compra, su hermano y hasta la pistola de agua. 

Luis observó el comportamiento descoordinado de su hermana, no era lo que habían ensayado para casos como estos, pero era normal, era la primera vez que ella tenía contacto con un rezagado desde que empezó el apocalipsis. Es por eso que tomó uno de los bates de béisbol del mercado que estaban saqueando para perseguir y golpear al zombie, el cual recibió de lleno el golpe en la cabeza y tras unos instantes, cayó fulminante. Había salvado a su hermana una vez más y ella corrió a abrazarlo, agradecida.

Luis sonrió para sus adentros. Linda nunca había sido de esa manera antes del apocalipsis zombie. Ella siempre se ensimismaba en sus pensamientos, encerrada en su pequeño cuarto, presionando muchas teclas a gran velocidad y renegando de la sociedad que ella despectivamente llamaba como “esos de afuera”. Ganaba suficiente dinero para mantenerlos a todos, lo cual hizo que sus padres permitieran sus malas costumbres y su comportamiento íngrimo, que se agravaba con el tiempo. Nunca he sido un buen hermano, todo lo que he intentado hacer no aporta mucho dinero a la familia, ya que se requiere de mucho talento para poder vivir de ello: las poesías no eran populares en mi ciudad, el rock solo podía llenar un pequeño bar y el ocultismo era rechazado por una población altamente religiosa y supersticiosa. Estos eran los tres grandes talentos de Luis, su poesía conmovía a todo el que tuviera la apreciación artística por la prosa, su habilidad compositiva era de las más destacadas del grupo, a tal punto que era integrante de tres bandas distintas y en todas ellas era el compositor, y en el arte del ocultismo era la persona más docta de todo el estado. Por ello, él tenía pequeños trabajos que eran proporcionados por sus fanáticos, especialmente los del rock, para sostenerse y tener algo de dinero para continuar comprando libros, ya que a Luis solo le gustaba el ocultismo, el rock y la poesía aparecieron en diferentes momentos de su vida mientras exploraba bibliotecas, librerías y bares nocturnos. Luis sabía lo que era el amor romántico, el que te entregan las fanáticas para pasar una noche o una vida contigo, tratando de crear una memoria excepcional o un compromiso eterno; pero en cada una de las formas con las que había interactuado, no le llenaban, no completaban ni lo satisfacían por completo, no eran como los versos que recitaba en las noches de luna llena ni las trágicas melodías de las tardes de neblina. También conoció la amistad, que para él no era más que mera conveniencia, como si se trataran de herramientas que tenían un uso y luego se desechaban: un poema a cambio de un trabajo de mudanza, una tocada en un cumpleaños a cambio de un mes en una pequeña construcción, un amarre de amor eterno a cambio de cien dólares mensuales. Él era de las herramientas que tenían duración, por lo que su círculo de amigos estaría dispuesto a ayudarlo, por supuesto, a cambio de un favor a futuro del cual no se podría negar. Y a pesar de tenerlo todo, él nunca pudo disfrutar del amor filial, del cariño incondicional que se tienen los hermanos por el simple hecho de serlo.

Siempre escuchó por parte de amigos o de parejas ocasionales, que no había mayor maldición que la familia, esas personas que se parecen a ti y que por eso las odias tanto, porque conocen todo de ti, tus falencias y éxitos, tus errores y aciertos, todo. Y cuando tu familia se volvía enemiga, era sin duda alguna peor que cualquier película de terror, porque los peores crímenes se han cometido bajo el mismo techo y compartiendo la misma sangre. Pero eso a Luis no le importaba, ya que su familia estuvo rota desde el principio, sus padres siempre cumplieron su rol como proveedores, pero solo en el sentido físico, en el espiritual y afectivo siempre se negaron, ocultándose en sus pasatiempos y sus trabajos cuando era niño, y cuando su hermana mostró sus habilidades con la informática, desperdiciando su tiempo en banalidades. Por eso quería que ocurriese una catástrofe que le impidiera emplear su capacidad con la tecnología para aprovechar y crear un vínculo más fuerte, más sólido.

Por esta razón, Luis se aseguró de que sus padres estuvieran en una zona altamente concurrida el momento en que iniciara el apocalipsis zombie, le regaló unas entradas a un concierto de Pop que se desarrollaría ese mismo día. Sin saberlo, su propio hijo los había llevado a una trampa mortal de la cual no escaparían. Al contrario, Luis se preparó con algunos víveres y sobretodo, con un generador eléctrica, en caso el caos destruyese la red eléctrica de la ciudad. Cuando el virus empezó a propagarse, observó con curiosidad a las criaturas que se encontraban merodeando y calculó el tiempo de vida de los mismos: no durarían más de una semana. Es por eso que, aprovechando que su hermana todavía no había salido de su habitación, tomó algunos de los especímenes frescos y les alargó el tiempo de vida, los encerró en un camión frigorífico que dejó estacionado en la casa de un amigo que vivía a tres cuadras y los guardó allí. Esperó que las semanas trascurriesen, a medida que los zombies empezaban a morir, los sobrevivientes empezaban a organizarse.

 

Pero el virus no había desaparecido y la infección continuó por un mes más, contagiando a sobrevivientes que se vieron obligados a escapar de la ciudad o andar permanentemente con trajes de protección antivírica. Luis tenía la mayoría de las mascarillas y trajes de protección, por lo cual tuvieron que elegir la primera opción y huir a lugares en los cuales el virus tenía menos posibilidades de contagio. Es de esta manera en la cual transcurrieron dos meses, llegando a una situación idónea, en donde una selecta vacuna de inmunidad se repartía y el virus ya no se esparcía por el aire.

Mi vida está en su mejor momento. He encontrado el amor de una excelente mujer, me va muy bien en los negocios y mi salud es idónea.

Odio mi vida, todo en ella es una miseria. Nadie me quiere y esas personas que dicen llamarse “amigos”, hablan a mis espaldas, conspirando en mi contra y esperando al momento más idóneo para enterrarme en el olvido.

Ordenando mejor mis ideas, puedo decir con mucha certeza, que no me ha ido tan mal que digamos. Decir que tuve un nacimiento difícil, sería mentirles, ya que mi madre tuvo un parto normal un día de semana. Indicio de ello fue el tiempo que se quedó en el hospital, una semana, hasta menos. Omitiré los tres primeros años de mi vida, ya que de ellos solo tengo recuerdos vergonzosos que no tienen mucho interés en esta historia, aunque puedo agregar que siempre fui un niño querido. Mis padres me matricularon en un nido o colegio de educación inicial, como lo llamamos por acá, a los 3 años y 5 meses. Ideas mías a esa edad era muchas sobre el lugar al que iría, desde esa temida cárcel para los niños que oí hablar de mis primos, hasta una historia de una profesora que se llevó a uno de sus estudiantes a su casa y nunca más volvió. Valeria, una prima de 10 años, era la que me contaba toda clase de relatos que podía considerarse como inventos exagerados, pero para mí yo pequeño eran verdades incuestionables, verídicas. Inculcado ese miedo en mi pequeña mente, tuve que afrontar el reto de ir a ese colegio en el que compartiría horas con criaturas de mi edad y tamaño, los cuales se comerían mi lonchera y se llevarían mi bonita cartuchera de automóvil. Debo asegurar que, a pesar de tener una mente tan pequeña, podía pensar en situaciones diferentes, todo fomentado y alimentado por mi prima, que usaba los videojuegos y películas que ella jugaba y veía, para fomentarme el terror y el pánico. Al pasar los primeros días, pude percatarme que, en realidad el colegio no era malo, al contrario, terminaba llorando cuando mi madre venía a recogerme, porque las cartucheras se perdían, pero al día siguiente mis amigos me prestaban colores o me los devolvían poco a poco, se comían mi lonchera, pero me invitaban la suya a cambio, jugábamos a ser adultos pero mejor, hacíamos tareas y cantábamos, bailábamos y seguíamos jugando hasta que tocaba ese cruel timbre que anunciaba el final de nuestra aventura. Todavía recuerdo con cariño cuando a los cinco años me invitaron al primer cumpleaños en el que los niños éramos los jefes, las chicas animadoras y los muñecos bailarines realizaban toda clase de juegos, nos regalaban cajas con dulces, comíamos torta y seguíamos jugando hasta quedar exhaustos; recuerdos que se aún se conservan, a pesar de que ahora tenga tantas cosas en la cabeza. Otro momento que me hace sentir más reconfortado es un poco después del nido, cuando ya me encontraba en primaria y tenía ya 6 años. Diría con seguridad que la primavera de aquel año fue la mejor de todas de mi vida infantil, porque me sentiría en un momento de tan alegría, que nunca volvería a sentir jamás. Obligada en un principio por mi madre, que quería verme vestido como militar, me presenté a la fiesta en la que se elegirían al mejor amigo y a la mejor amiga del salón. En ese tiempo, no era el típico amargado que soy ahora, era un niño muy comprensivo, que le gustaba prestar las cosas y que le regañaban en casa después porque había perdido todos los colores nuevos que me habían comprado, porque mis amiguitos no tenían ese tono de color y les había gustado; y así poco a poco terminaba sin colores otra vez. No pensé que todas esas pérdidas y regaños terminarían en algo beneficioso: sería elegido como el mejor amigo y acompañaría a la niña más linda del salón y por la que tenía algo similar a lo que muchos llaman “amor”. Ella tenía el cabello recortado, su piel era brillante como el jade y sus ojos eran dos perlas marinas, en las que terminaba perdiendo. Esta compañera era mi mejor amiga, a tal punto que siempre iba a su casa a hacer tareas y jugar hasta tarde, momento en que venía mi mamá o uno de mis primos a recogerme, despidiéndome con tristeza.

Una vez nos enteramos que ambo seríamos compañeros y viajaríamos bien vestidos en la carroza de primavera, celebramos dando brincos y abrazándonos delante de todos, cosa que el resto del aula imitó, creando un gran abrazo grupal que ensució nuestras ropas. Mi madre me miró seriamente, pensando que había jugado, pero al enterarse de lo que había pasado, se alegró de mí y me dijo que tomaría muchas fotos. Sería el día siguiente el más extraño de todos: sentí como si hubiese tardado horas en cambiarme, días en esperarla a ella, meses en subir al carro primaveral, segundos al estar con ella viajando por toda la ciudad, observando esos rostros desconocidos que no podían evitar mostrar una sonrisa al vernos tan sonrientes y agarrados de la mano. Nadie imaginaría que en esa ocasión descubrí la relatividad del tiempo, la mentira de los relojes, de los calendarios y de las fechas cívicas, todo estaba en la mente: el momento duró tan poco, pero quedaría en mi mente por tanto tiempo, que de seguro repetiría cientos y hasta miles de veces el recuerdo en mi cerebro, como esos videos que me gustan tanto y los reproduzco siempre, a pesar de mi estado de ánimo, acumularía tantas vistas que sería la envidia de los youtubers, pasaría tanto tiempo en esa memoria, que terminaría aprendiéndola de memoria y encontrando detalles nuevos que se me escaparon en esos treinta minutos que duró el recorrido.

Me hubiese gustado que esas viejas costumbres continuasen practicándose el día de hoy, pero debido a los peligros que se exponen dos niños en una camioneta altamente cargada de decoración multicolor, esto casi no se hace, ha quedado en el olvido, en una época pasada que nunca volverá. Quiere decir que ahora las primaveras hacen honor al clima de la época: pese a ser un día tan bonito, termina siendo una fecha gris, llena de nubes monocromáticas y con ambientación limitada a los espacios sedentarios.

Y si seguimos revisando en mi pasado momentos como este, como por ejemplo cuando tenía ocho años y bailé “tiempo de vals” con la misma chica, cuando me fui del colegio y continuaba mirándola a lo lejos mientras me lanzaba la misma mirada de afecto, cuando la encontraba en lugares desconocidos y, a pesar de habernos alejado, algo de esa infantil pasión se conservaba en secreto, si sigo recordando, tal vez termine viajando al pasado y desconociendo mi vida actual, el mundo en el que no estoy con ella, en el mundo en donde somos desconocidos y no sentimos tanta pena por ello. Esas aventuras del pasado son los cimientos de lo que somos ahora, y renegar de nuestro pasado es absurdo, incluso insultante para aquellas personas que alegraron nuestra vida.

Personas: criaturas que pueden hacerte sentir de tantas formas, que a veces olvidas cómo tratarlas, son disonantes en su comportamiento, caóticas en sus acciones e impredecibles en ocasiones insospechables, que terminas conociendo de una forma, pero al final descubres una capa que jamás habías visto, una que esconden bajo sus ropas multicolor. Quería continuar relatando mi vida de alegría infantil, pero creo que ya es hora de hablar de mi dramatismo y esa “persona” con la que tienen que lidiar las personas que me rodean, esas capas que algunos vieron de niño, pero que ahora se sorprenden al verme como un adulto, ese adulto que cuenta su “dramático descenso hacia la locura, a la infinita miseria que me ha llevado en un estancamiento emocional”, una supuesta mediocridad que declara no estar lo suficientemente bien como para alegrarme, pero tampoco lo suficientemente mal como para entristecerme con justificación (pero algo es seguro, fingir felicidad es mucho más tedioso que fingir penurias, a pesar de que ambas pueden sentirse y exagerarse según perspectivas, la alegría requiere un desgaste adicional que se acumula, mientras que la tristeza no lo hará tan rápido, o al menos eso pienso). Dicen algunos de mis conocidos que soy pesimista, a pesar de argumentar mis declaraciones con la frase “no es pesimismo, es realismo”, ellos no terminan de creerme y creo que algo de razón tienen, porque el realismo es la observación rigurosa del mundo, con sus virtudes y defectos. Llamarse a sí mismo como un “realista”, es una excusa, una broma que irá perdiendo la gracia poco a poco, ya que la gente nunca es tonta y se dan cuenta cuando les mienten o tratan de hacerlo (al menos en mi caso, puede que existan hábiles mentirosos por allí).

Amigos, amigos, no tengo, porque tengo sobrevalorado el significado de amistad. Hablar de ese tipo de personas es algo complicado para muchos, y es por ello que lo evitan y lo usan en cualquier momento y con cualquier persona, si les ha hecho un favor, ya son amigos, pero este tipo de amigos jamás recibirá la invitación para ser el padrino de su hijo más pequeño. A ese “amigo” se le puede considerar un conocido con cierto nivel de afecto, pero un amigo real jamás será, pero al que realmente se le considera un amigo, se le brinda un estatus mayor al mismo, un título que significa mayor complicidad y cariño: pata, causa, compadre, hermano. Mis conocidos me llaman a mi como un amigo, pero yo no los considero como tales, a pesar que he sido padrino tres veces, he sido testigo de boda de uno de ellos y hasta alojé en mi casa a una conocida que tuvo problemas con su pareja y necesitaba un refugio temporal mientras sus padres regresaban de vacaciones. Ignoro lo que dirán a mis espaldas sobre mí, no lo sé y ni me importa, pero alguno de mis primos me dijo que no sea tan buen amigo, que algún día me iban a robar y perdería la confianza en la amistad, pero esto no puede pasar, porque siempre he tomado medidas para cuidarme de los “malos amigos”. No vivo como un conspiranoico, temeroso de lo que sucederá al siguiente segundo, si uno de mis conocidos revelará un secreto mío tan importante que me impediría trabajar por el resto de mi vida, porque ya he pasado esa etapa en mi juventud un par de veces y no quiero volver a repetirla. En esos tiempos, utilizaba mi activa imaginación para crear las posibles soluciones de diferentes problemas, incluyendo las que sufría algún daño o perdía algo valioso. Mi tiempo transcurría en esos posibles futuros aterradores, dejándome inquieto y temeroso, cada posibilidad era peor que la anterior hasta el punto en que estas fantasías se convertían en ficciones ilógicas, imposibles de ocurrir. Contra todo pronóstico, dejé de pensar demasiado en “lo peor posible”, ocupando unos breves instantes en prepararme para dicha posibilidad, dejándola en un rincón de mi consciencia como si se tratase de un botiquín o una salida de emergencia, la cual usaría en el momento preciso. Ya son tres veces en las cuales me he planteado usar mi plan de emergencia, pero no llegué a necesitarlos debido a que las personas a las que les confié dinero o algún otro tipo de ayuda, terminaron pagándolo, o en caso contrario, ayudando de formas distintas.

Si estás esperando otro momento que recuerde con gran ilusión, pues te diría que no lo hagas, ya que de seguro que te han pasado cosas mejores de las que me ocurrieron a mí: encontré una vez una billetera con dinero en un taxi, pero la persona logró regresar y se la devolví sin pensármelo dos veces, mis tíos que viven en estados unidos me invitaron a pasar las vacaciones en su casa, pero el proceso para sacar la visa de turista era tan tediosa, que al final pasamos el verano en el norte del país, compré un automóvil en buen estado a uno de mis tíos que lo necesitaba, una vez gané una canasta por el día del padre, y recibí las felicitaciones de mi jefe luego de proponer un nuevo método de trabajo que simplificaba algunos procesos. Al mirar hacia nuestro propio interior, puedes encontrar cosas mejores o peores, pero todos en algún momento hemos sido felicitados y nos ha pasado cosas buenas, en otras veces las cosas que tenemos que hacer terminan resultando mejores de las que habíamos planeado previamente, esos momentos de satisfacción siempre estarán allí y los terminarás contando en una reunión familiar, la cual será tan fugaz como una ola de mar.

Momentos como este, en los que reflexionas y concluyes que tu vida no es realmente es mala y que todo lo que dices es en realidad una pantomima para dar lástima y compadecerte de ti mismo, son tan importantes como los descansos que siempre tomamos luego de una larga jornada laboral, al contrario de esta que te pide que dejes todo atrás, esta usa dichos conocimientos del pasado para reformular tu presente y futuro. Idóneo sería que todos tuviésemos momentos felices, pero todo terminaría en una repetición de felicidad que lentamente iría mermando hasta convertirse en apatía y aburrimiento. Para eso están los momentos malos, los que te despiertan y te ayudan a mejorar, porque nadie quiere seguir cometiendo errores infinitamente, o el que le divierte hacerlo es un completo masoquista.

Es por eso que mi vida no es realmente mala, es por eso que intento corregir mis pensamientos negativos, tratando de tomar esa parte de mí, procurando enterrarlo en el olvido.

I hate my life, everything in it is a misery. Nobody loves me and those people who call themselves "friends" talk behind my back, conspiring against me and waiting for the most suitable moment to bury me in oblivion.
Having put my thoughts in order, I can say with a lot of certainty that I have not fared too badly. To say that I had a difficult birth would be a lie, as my mother had a normal birth on a weekday. A sign of this was the time she stayed in the hospital, a week, even less. I will omit the first three years of my life, as I have only embarrassing memories of them that are of little interest to this story, although I can add that I was always a loved child. My parents enrolled me in a nest or nursery school, as we call it here, at the age of 3 years and 5 months. My ideas at that age were many about where I would go, from that dreaded children's prison I heard about from my cousins, to a story of a teacher who took one of her students home and never came back. Valeria, a 10-year-old cousin, was the one who told me all kinds of stories that could be considered exaggerated inventions, but to my little self they were unquestionable truths, true. With that fear instilled in my little mind, I had to face the challenge of going to that school where I would share hours with creatures of my age and size, who would eat my lunch box and take my beautiful car boot. I must assure you that, despite having such a small mind, I could think of different situations, all encouraged and nurtured by my cousin, who used the video games and movies she played and watched, to foster terror and panic in me. As the first few days passed, I realised that school wasn't really bad, on the contrary, I would end up crying when my mother came to pick me up because my pencil cases were lost, but the next day my friends would lend me colours or give them back to me little by little, they would eat my lunch box but invite me theirs in exchange, we would play at being adults but better, we would do homework and sing, dance and keep playing until that cruel bell rang announcing the end of our adventure. I still remember fondly when, at the age of five, I was invited to my first birthday party where we children were the bosses, the cheerleader girls and the dancing dolls played all kinds of games, we were given boxes of sweets, we ate cake and kept playing until we were exhausted; memories that I still have, even though I have so many things on my mind now. Another moment that makes me feel more comforted is a little after the nest, when I was already in primary school and I was already 6 years old. I would say with certainty that the spring of that year was the best spring of my childhood life, because I felt such a moment of joy that I would never feel again. Initially forced by my mother, who wanted to see me dressed as a military man, I showed up at the party where the best friend and best friend of the class would be chosen. At that time, I was not the typical sourpuss that I am now, I was a very understanding child, who liked to lend things and who was scolded at home afterwards because I had lost all the new colours I had bought, because my little friends did not have that shade of colour and they had liked it; and so little by little I ended up without colours again. I didn't think that all those losses and nagging would end in something beneficial: I would be chosen as the best friend and I would accompany the prettiest girl in the classroom and for whom I had something similar to what many call "love". She had cropped hair, her skin was shiny like jade and her eyes were two sea pearls, in which I would end up losing myself. This classmate was my best friend, so much so that I would always go to her house to do homework and play until late, at which point my mother or one of my cousins would come and pick me up, bidding me a sad farewell.

Once we found out that we were both going to be classmates and ride in the spring float, we celebrated by jumping up and down and hugging each other in front of everyone, which the rest of the class mimicked, creating a big group hug that got our clothes dirty. My mother looked at me seriously, thinking I had played, but when she heard what had happened, she was happy for me and told me she would take lots of pictures. The next day would be the strangest of all: I felt as if it had taken me hours to change, days to wait for her, months to get into the spring carriage, seconds to be with her travelling all over the city, watching those unfamiliar faces that couldn't help but show a smile when they saw us so smiling and holding hands. No one would imagine that on that occasion I discovered the relativity of time, the lie of clocks, calendars and civic dates, it was all in the mind: the moment lasted so little, but it would remain in my mind for so long, that I would surely repeat the memory hundreds and even thousands of times in my brain, like those videos that I like so much and I always play them, despite my mood, I would accumulate so many views that I would be the envy of the youtubers, I would spend so much time in that memory, that I would end up learning it by heart and finding new details that escaped me in those thirty minutes that the tour lasted.

I would have liked those old customs to continue to be practised today, but due to the dangers that two children in a van heavily laden with multi-coloured decorations expose themselves to, this is hardly ever done, it has been forgotten, in a bygone era that will never return. It means that now springs live up to the climate of the time: despite being such a beautiful day, it ends up being a grey date, full of monochromatic clouds and with ambience limited to sedentary spaces.

And if we go back through my past, moments like this, such as when I was eight years old and danced "waltz time" with the same girl, when I left school and continued to look at her from afar while she gave me the same look of affection, when I met her in unknown places and, even though we had moved away from each other, something of that childish passion was kept secret, if I keep remembering, maybe I will end up travelling back in time and not knowing my present life, the world where I am not with her, the world where we are strangers and do not feel so sorry for it. Those past adventures are the foundation of who we are now, and to disown our past is absurd, even insulting to those people who brought joy to our lives.

People: creatures that can make you feel so many ways, that sometimes you forget how to deal with them, they are dissonant in their behaviour, chaotic in their actions and unpredictable at times unsuspected, that you end up knowing in one way, but in the end you discover a layer you have never seen before, one that they hide under their multicoloured clothes. I wanted to continue recounting my life of childish joy, but I think it's time to talk about my drama and that "persona" that the people around me have to deal with, those layers that some saw as a child, but are now surprised to see me as an adult, that adult who recounts his "dramatic descent into madness, into the infinite misery that has led me into emotional stagnation", a supposed mediocrity that declares not to be good enough to make me happy, but not bad enough to make me justifiably sad (but one thing is for sure, faking happiness is much more tedious than faking hardship, even though both can be felt and exaggerated according to perspectives, joy requires additional wear and tear that accumulates, while sadness will not do it so quickly, or at least I think so). Some of my acquaintances say that I am a pessimist, despite arguing my statements with the phrase "it's not pessimism, it's realism", they don't quite believe me and I think they have a point, because realism is the rigorous observation of the world, with its virtues and defects. Calling oneself a "realist" is an excuse, a joke that will gradually become less funny, because people are never stupid and they realise when they are being lied to or are trying to be lied to (at least in my case, there may be skilled liars out there).

Friends, friends, I don't have, because I overvalue the meaning of friendship. Talking about this type of person is complicated for many, and that is why they avoid it and use it at any time and with anyone, if they have done them a favour, they are already friends, but this type of friend will never receive an invitation to be the godfather of their youngest child. This "friend" can be considered an acquaintance with a certain level of affection, but a real friend he will never be, but the one who is really considered a friend is given a higher status, a title that means more complicity and affection: pata, causa, compadre, hermano. My acquaintances call me a friend, but I don't consider them as such, even though I have been a best man three times, I have been a wedding witness for one of them and I even hosted in my house an acquaintance who had problems with her partner and needed a temporary shelter while her parents returned from holidays. I don't know what they will say about me behind my back, I don't know and I don't care, but some of my cousins told me not to be such a good friend, that one day they would rob me and I would lose confidence in the friendship, but this can't happen, because I have always taken measures to protect myself from "bad friends". I don't live like a conspirator, afraid of what will happen the next second, if one of my acquaintances will reveal a secret of mine so important that it would prevent me from working for the rest of my life, because I have already gone through that stage in my youth a couple of times and I don't want to repeat it again. In those times, I used my active imagination to create possible solutions to different problems, including those in which I suffered some damage or lost something valuable. My time was spent in these terrifying possible futures, leaving me restless and fearful, each possibility worse than the last to the point where these fantasies became illogical fictions, impossible to happen. Against all odds, I stopped thinking too much about "the worst possible", taking a few brief moments to prepare myself for such a possibility, leaving it in a corner of my consciousness as if it were a first-aid kit or an emergency exit, which I would use at the right moment. Three times now I have considered using my emergency plan, but never needed it because the people I entrusted with money or other help ended up paying for it, or otherwise helping in different ways.

If you are waiting for another moment that I look back on with great excitement, then I would tell you not to do so, as I'm sure better things have happened to you than happened to me: I once found a wallet with money in it in a taxi, but the person managed to get back and I gave it back without thinking twice, my aunt and uncle who live in the US invited me to spend the holidays at their house, but the process of getting a tourist visa was so tedious that in the end we spent the summer at their place, I bought a car in good condition for one of my uncles who needed it, I once won a basket for father's day, and I received congratulations from my boss after proposing a new work method that simplified some processes. When looking inward, you can find better or worse things, but we have all at some point been congratulated and good things have happened to us, at other times the things we have to do end up turning out better than we had previously planned, those moments of satisfaction will always be there and you will end up counting them in a family reunion, which will be as fleeting as a sea wave.
Moments like these, when you reflect and conclude that your life is not really bad and that everything you say is really just a pantomime to make you feel sorry and pity yourself, are as important as the breaks we always take after a long working day, unlike this one that asks you to leave everything behind, this one uses such knowledge of the past to reformulate your present and future. Ideally, we would all have happy moments, but it would all end up in a repetition of happiness that would slowly fade into apathy and boredom. That's what bad moments are for, the ones that wake you up and help you improve, because nobody wants to keep making mistakes endlessly, or the one who enjoys doing it is a complete masochist.

That's why my life is not really bad, that's why I try to correct my negative thoughts, trying to take that part of me, trying to bury it in oblivion.

Je déteste ma vie, tout y est misère. Personne ne m’aime et ceux qui se disent « amis » parlent dans mon dos, conspirent contre moi et attendent le moment le plus opportun pour m’enterrer dans l’oubli.
En organisant mieux mes idées, je peux dire avec une grande certitude que cela ne s'est pas si mal passé pour moi. Dire que j'ai eu un accouchement difficile serait vous mentir, puisque ma mère a accouché normalement un jour de semaine. Une indication en était la durée de son séjour à l’hôpital, une semaine ou moins. J'oublierai les trois premières années de ma vie, car je n'en ai que des souvenirs embarrassants qui n'intéressent pas beaucoup cette histoire, même si je peux ajouter que j'ai toujours été une enfant bien-aimée. Mes parents m'ont inscrit dans un nido ou école d'éducation préscolaire, comme on l'appelle ici, à 3 ans et 5 mois. À cet âge, mes idées étaient nombreuses sur l'endroit où j'allais aller, depuis cette prison redoutée pour enfants dont j'avais entendu parler de mes cousins, jusqu'à l'histoire d'une enseignante qui a ramené un de ses élèves chez elle et n'est jamais revenue. C'est Valeria, une cousine de 10 ans, qui m'a raconté toutes sortes d'histoires qui pouvaient être considérées comme des inventions exagérées, mais pour mon petit moi, c'étaient des vérités vraies et incontestables. Avec cette peur instillée dans mon petit esprit, j'ai dû relever le défi d'aller dans cette école où je partagerais des heures avec des créatures de mon âge et de ma taille, qui mangeraient ma boîte à lunch et prendraient ma jolie trousse de voiture. Je dois vous assurer que, malgré mon esprit si petit, je pouvais penser à différentes situations, toutes encouragées et nourries par ma cousine, qui utilisait les jeux vidéo et les films auxquels elle jouait et regardait, pour me semer la terreur et la panique. Au fil des premiers jours, j'ai pu me rendre compte qu'en réalité, l'école n'était pas mauvaise, au contraire, je finissais par pleurer quand ma mère venait me chercher, car les trousses étaient perdues, mais le lendemain mon des amis m'ont prêté des couleurs ou les ont rendus sous peu. Petit à petit, ils ont mangé ma lunch box, mais ils m'ont invité à avoir la leur en échange, on jouait aux adultes mais en mieux, on faisait les corvées et on chantait, on dansait et on continuait jouer jusqu'à ce que sonne cette cloche cruelle qui annonce la fin de notre aventure. Je me souviens encore avec tendresse de la fois où, à l'âge de cinq ans, j'ai été invité à la première fête d'anniversaire où nous, les enfants, étions les patrons, les pom-pom girls et les poupées dansantes jouaient à toutes sortes de jeux, elles nous offraient des boîtes de bonbons, nous mangions du gâteau et nous avons continué à jouer jusqu'à épuisement. ; des souvenirs qui sont encore préservés, même si j'ai désormais tellement de choses en tête. Un autre moment qui me réconforte est un peu après le nid, alors que j'étais déjà à l'école primaire et que j'avais déjà 6 ans. Je dirais avec certitude que le printemps de cette année-là a été le meilleur de toute ma vie d'enfant, car je ressentirais un moment de joie que je ne ressentirais plus jamais. Forcé d'abord par ma mère, qui voulait me voir habillé en soldat, je me suis présenté à la fête où serait choisi le meilleur ami de la salle. A cette époque, je n'étais pas la personne amère typique que je suis aujourd'hui, j'étais un enfant très compréhensif, qui aimait prêter des choses et qui se faisait ensuite gronder à la maison parce que j'avais perdu toutes les nouvelles couleurs qu'ils m'avaient achetées, parce que mon les petits amis n'avaient pas cette tonalité de couleur et ils l'avaient aimé ; et petit à petit je me suis retrouvée à nouveau sans couleurs. Je ne pensais pas que toutes ces pertes et toutes ces réprimandes aboutiraient à quelque chose de bénéfique : je serais choisie comme meilleure amie et j'accompagnerais la plus jolie fille de la classe et pour qui j'avais quelque chose de similaire à ce que beaucoup appellent « l'amour ». Elle avait les cheveux coupés courts, sa peau était brillante comme du jade et ses yeux étaient deux perles de mer, dans lesquelles elle finit par perdre. Cette camarade de classe était ma meilleure amie, au point que j'allais toujours chez elle pour faire mes devoirs et jouer jusqu'à tard, lorsque ma mère ou un de mes cousins venait me chercher en me disant au revoir tristement.

Une fois que nous avons découvert que nous serions tous les deux camarades de classe et que nous voyagerions bien habillés sur le char du printemps, nous avons célébré en sautant et en nous embrassant devant tout le monde, ce que le reste de la classe a imité, créant un grand câlin de groupe qui a sali nos vêtements. Ma mère m'a regardé sérieusement, pensant que j'avais joué, mais quand elle a découvert ce qui s'était passé, elle était heureuse pour moi et m'a dit qu'elle prendrait beaucoup de photos. Le lendemain serait le plus étrange de tous : j'avais l'impression qu'il m'avait fallu des heures pour me changer, des jours pour l'attendre, des mois pour monter dans la voiture à ressort, des secondes pour être avec elle à parcourir la ville, à observer ces visages inconnus. cela ne pouvait éviter de montrer un sourire en nous voyant si souriants et en nous tenant la main. Personne n'imaginerait qu'à cette occasion j'ai découvert la relativité du temps, le mensonge des horloges, des calendriers et des dates civiques, tout était dans l'esprit : le moment a duré si peu, mais il restera si longtemps dans mon esprit, celui de moi je répéterais sûrement le souvenir des centaines et même des milliers de fois dans mon cerveau, comme ces vidéos que j'aime tant et que je les joue toujours, malgré mon humeur, j'accumulerais tellement de vues que je ferais l'envie des YouTubers, je le ferais passer tellement de temps sur ce souvenir que je finissais par l'apprendre par cœur et trouver de nouveaux détails qui me manquaient au cours des trente minutes que durait la visite.

J'aurais aimé que ces vieilles coutumes continuent d'être pratiquées aujourd'hui, mais à cause des dangers auxquels sont exposés deux enfants dans un fourgon chargé et décoré de plusieurs couleurs, cela ne se fait presque pas, on l'a oublié, à une époque révolue qui ça ne reviendra jamais. Cela signifie que maintenant les sources honorent le climat de l'époque : malgré une si belle journée, elle finit par être une date grise, pleine de nuages ​​monochromes et avec une atmosphère limitée aux espaces sédentaires.

Et si nous continuons à revoir des moments comme celui-ci de mon passé, comme par exemple quand j'avais huit ans et que je dansais « valse » avec la même fille, quand j'ai quitté l'école et j'ai continué à la regarder de loin pendant qu'elle donnait moi le même regard d'affection, quand je l'ai trouvée dans des lieux inconnus et, malgré mon éloignement, quelque chose de cette passion enfantine est restée secrète, si je continue à me souvenir, peut-être finirai-je par voyager dans le passé et ne pas connaître mon courant la vie, le monde dans lequel je ne suis pas avec elle, dans le monde où nous sommes inconnus et où nous ne nous sentons pas tellement désolés. Ces aventures du passé sont les fondements de ce que nous sommes aujourd’hui, et nier notre passé est absurde, voire insultant pour ceux qui ont rendu nos vies heureuses.

Les gens : des créatures qui peuvent vous faire ressentir de tant de façons, que parfois vous oubliez comment les traiter, elles sont dissonantes dans leur comportement, chaotiques dans leurs actions et imprévisibles parfois insoupçonnées, que vous finissez par connaître d'une certaine manière, mais de à la fin, vous découvrez une couche que vous n'aviez jamais vue auparavant, celle qu'ils cachent sous leurs vêtements multicolores. Je voulais continuer à raconter ma vie de joie d'enfance, mais je pense qu'il est temps de parler de mon drame et de ce « personnage » avec lequel les gens autour de moi doivent composer, ces couches que certains voyaient enfant, mais qui sont maintenant surprises. en me considérant comme un adulte, cet adulte qui raconte sa « descente dramatique dans la folie, dans une misère infinie qui m'a conduit à la stagnation émotionnelle », une prétendue médiocrité qui déclare qu'il n'est pas assez bien pour être heureux, mais pas assez bien non plus . assez mauvais pour me rendre triste avec justification (mais une chose est sûre, simuler le bonheur est bien plus fastidieux que simuler des difficultés, même si les deux peuvent être ressentis et exagérés selon les perspectives, la joie nécessite une usure supplémentaire qui s'accumule, alors que la tristesse ne le fait pas. ... je le ferai rapidement, ou du moins c'est ce que je pense). Certaines de mes connaissances disent que je suis pessimiste, même si elles argumentent mes déclarations avec la phrase « ce n'est pas du pessimisme, c'est du réalisme », elles ne me croient pas vraiment et je pense qu'elles ont un peu raison, car le réalisme est l'observation rigoureuse de le monde, avec ses qualités et ses défauts. Se qualifier de « réaliste » est une excuse, une blague qui perdra peu à peu son côté drôle, car les gens ne sont jamais stupides et ils se rendent compte quand on leur ment ou essaient de le faire (du moins dans mon cas, il peut y avoir des menteurs intelligents).

Amis, amis, je n'en ai pas, parce que j'ai surestimé le sens de l'amitié. Parler de ce type de personnes est compliqué pour beaucoup, et c'est pourquoi ils l'évitent et l'utilisent à tout moment et avec n'importe qui, si vous leur avez rendu service, ils sont déjà amis, mais ce type d'amis ne recevra jamais le invitation à être le parrain de son plus jeune fils. Cet « ami » peut être considéré comme une connaissance avec un certain niveau d'affection, mais un véritable ami ne le sera jamais, mais quelqu'un qui est vraiment considéré comme un ami se voit attribuer un statut plus élevé, un titre qui est Cela signifie une plus grande complicité et affection : patte, cause, compadre, frère. Mes connaissances m'appellent un ami, mais je ne les considère pas comme tels, même si j'ai été trois fois parrain, j'ai été témoin au mariage de l'un d'eux et j'ai même accueilli chez moi une connaissance qui avait des problèmes avec son couple et avait besoin d'un abri temporaire pendant que ses parents revenaient de vacances. Je ne sais pas ce qu'ils diront de moi dans mon dos, je ne sais pas et je m'en fiche, mais un de mes cousins m'a dit de ne pas être un si bon ami, qu'un jour ils l'étaient Je vais me voler et je perdrais confiance dans l’amitié, mais ce n’est pas possible, car j’ai toujours pris des mesures pour me prémunir contre les « mauvais amis ». Je ne vis pas comme un théoricien du complot, effrayé par ce qui se passerait la seconde suivante, si une de mes connaissances révélait un de mes secrets si important qu'il m'empêcherait de travailler pour le reste de ma vie, car j'ai déjà J'ai franchi cette étape à plusieurs reprises dans ma jeunesse et je ne veux pas la répéter. Durant ces périodes, j'ai utilisé mon imagination active pour créer des solutions possibles à différents problèmes, notamment lorsque j'ai subi des dommages ou perdu quelque chose de précieux. Mon temps était passé dans ces futurs possibles terrifiants, me laissant agité et craintif, chaque possibilité pire que la précédente au point où ces fantasmes sont devenus des fictions illogiques, impossibles à réaliser. Contre toute attente, j'ai arrêté de trop penser au « pire possible », passant quelques brefs instants à me préparer à cette éventualité, la laissant dans un coin de ma conscience comme s'il s'agissait d'une trousse de premiers secours ou d'une sortie de secours, que je ferais. utilisation dans le futur, à un moment précis. Il y a déjà trois fois où j'ai envisagé d'utiliser mon plan d'urgence, mais je n'en ai pas eu besoin parce que les personnes à qui j'avais confié de l'argent ou une autre forme d'aide ont fini par payer pour cela, ou au contraire, ont aidé de différentes manières.

Si vous attendez un autre moment dont je me souviendrai avec beaucoup d'enthousiasme, alors je vous dirais de ne pas le faire, car il vous est sûrement arrivé de meilleures choses que ce qui m'est arrivé : une fois, j'ai trouvé un portefeuille avec de l'argent dans un taxi, mais la personne a réussi à revenir et je le lui ai rendu sans y penser à deux fois, mes oncles qui vivent aux États-Unis m'ont invité à passer les vacances chez eux, mais le processus pour obtenir le visa touristique était tellement fastidieux, qu'à la fin nous avons passé l'été dans le nord du pays, j'ai acheté une voiture en bon état à un de mes oncles qui en avait besoin, j'ai gagné un jour un panier pour la fête des pères et j'ai reçu les félicitations de mon patron après avoir proposé une nouvelle méthode de travail qui simplifié certains processus. En regardant à l'intérieur de nous-mêmes, on peut trouver des choses meilleures ou pires, mais à un moment donné, nous avons tous été félicités et de bonnes choses nous sont arrivées, à d'autres moments, les choses que nous devons faire finissent par se révéler meilleures que ce que nous avions prévu auparavant. , ces moments de satisfaction seront toujours là et vous finirez par les raconter lors d'une réunion de famille, qui sera aussi éphémère qu'une vague océanique.
Des moments comme celui-ci, où vous réfléchissez et concluez que votre vie n'est pas vraiment mauvaise et que tout ce que vous dites est en fait une pantomime pour avoir pitié de vous-même, sont aussi importants que les pauses que nous prenons toujours après une longue journée de travail, contrairement à celui-ci. celui qui vous demande de tout laisser derrière vous, celui-ci utilise cette connaissance du passé pour reformuler votre présent et votre futur. Idéalement, nous aurions tous des moments de bonheur, mais tout se terminerait par une répétition de bonheur qui diminuerait lentement jusqu'à se transformer en apathie et en ennui. C'est à cela que servent les mauvais moments, ceux qui vous réveillent et vous aident à vous améliorer, car personne ne veut continuer à faire des erreurs indéfiniment, ou quiconque aime le faire est un masochiste complet.

C'est pourquoi ma vie n'est pas vraiment mauvaise, c'est pourquoi j'essaie de corriger mes pensées négatives, en essayant de prendre cette partie de moi, en essayant de l'enterrer dans l'oubli.

La primera vez que una persona se enfrenta a la muerte, la percibe como una mala actuación, una mentira. El cerebro no concibe el hecho de ver a alguien que puede moverse con propia voluntad, mostrando emociones y sentimientos de distintas maneras, pase a ser un objeto inanimado, inerte, como una roca. La sensación de suavidad al tocar el cuerpo es la misma, el tacto de los pelos que tantas veces acariciaste, esa pequeña nariz negra que siempre estaba húmeda y que ahora empieza a secarse, esas pequeñas patitas llenas de tierra que recorrían toda la casa y la marcaban con su rastro característico. Pero te acercas un poco más y todo en esa burda imitación no es la misma. No hay voluntad, no hay esfuerzo, no hay nadie allí. Eso es lo mismo que sintió David Salazar cuando vio morir a su perrito “Peluchito”. El canino lo había acompañado en sus primeros 7 años de vida, tan cortos para él y tan llenos de aventuras, pero tan largos para la mascota que iba envejeciendo a un ritmo tan distinto, que el ya era un anciano cuando su compañero humano todavía seguía siendo un cachorro.

—Algún día acabaré con la muerte— dijo el niño momentos después de recibir una explicación sobre la muerte repleta de eufemismos y verdades a medias.

Entre los murmullos de los padres había algo de condescendencia, ya el niño iría acostumbrándose a la muerte y entendiendo poco a poco que no se trataba de la historia que le habían contado, cada día sus lágrimas tendrían más sentido al saber que los muertos no viajan a otro lado con papá dios, o que se convierten en almitas que debemos rezarle, o que reencarnarán en una criatura distinta que vigilará sus noches en vela y sus mañanas ajetreadas. Lo entenderá, pero lo maquillará de alguna forma, tomando alguna de esas creencias y transformándola, repitiendo tantas veces que olvidará del hecho que era una mentira, la justificará y evitará en todo lo posible por no escuchar argumento contrario. Eso era lo que pensaban que pasaría.

Lo que no sabían era que David no quería ser como los demás, o al menos como sus padres que creían en el cielo y el infierno, él cada día se convencía de algo: la muerte debía ser vencida, la muerte era una enfermedad que tenía que ser erradicada del cuerpo. A los diez años rechazó por completo la religión en todas sus formas, considerando que estas eran más que un placebo para la realidad tan cruel, nadie viajaba a otro mundo ni se transportaba a otro lugar; pero gracias a estos constantes debates con creyentes, logró entender que existe una parte inherente del ser humano que anhelaba la vida eterna, porque sus relatos fantásticos siempre iban hacia una sola dirección: la inmortalidad era algo que los humanos podían conseguir, pero que no la podrían obtener ahora por castigo o por temor de los propios dioses. A los quince años termino enojado con la filosofía, ya que consideraba que la misma se centraba en factores minios, se dirigían hacia una tangente que no llevaba a la realidad del mundo, a la verdad comprobable. Pero es necesario matizar que para este punto, David ya se estaba alejando del método científico y de la humildad necesaria para aprender y conocer nuevas vertientes. Acostumbrado a ganar debates con su carisma y terquedad, su adolescencia se vio acentuada por su egocentrismo y la creencia que siempre tendría la razón y que el resto estaba totalmente equivocado. Tristemente se había convertido en lo que siempre temía, en una criatura engañada por una creencia y en su caso era una sola: yo tengo la razón y el resto se equivoca.

A pesar de su necio comportamiento, David logró hacerse con muchos amigos que no se atrevían a contradecirlo, al menos en el tema de la vida y la muerte era un tabú y jamás tendría que tratarse. Si en caso algún desconocido realizaba dicho comentario, ellos activaban un protocolo secreto que se cumplía sin excepciones: uno de los amigos debía golpear de forma seria al otro y empezar una pelea, la cual ya se encontraba previamente pactada y guionizada. Todo ese esfuerzo era necesario y era mejor que aguantar a David hablando durante horas y sin parar sobre lo importante que era luchar contra la muerte.

El sueño de David era volverse un científico y descubrir con sus propias manos, la cura a la muerte. Pero en todos los demás aspectos era realista, sus padres no podían costearle los estudios y tendría que trabajar primero si quería seguir con su proyecto. Es por eso que David estudió una carrera relacionada con la informática en un instituto de su localidad, para que tiempo después de terminada su carrera, se dedicara a trabajar por algunos años hasta poder ahorrar dinero para estudiar medicina.

A los veintiún años David terminó peleado con la ciencia. Recibiendo los golpes más duros que recibió en toda su vida, fue humillado en varios debates que tuvo de forma casual con diferentes estudiantes de medicina, los cuales le explicaron la realidad detrás de la muerte, esa realidad incómoda pero necesaria, ya que engañarse de alguna forma no serviría de nada para la ciencia, que requería ser lo más exacta posible. David maldijo a todo y a todos y se fue de su ciudad natal, humillado por su propia terquedad y molesto con las ciencias exactas.

Es en ese tiempo, en el exilio autoimpuesto, en el cual David conoce el recién nacido mundo de Youtube. Observó con cierto interés como esa pequeña plataforma iba creciendo, con personas de diferentes partes del mundo, esas ventanas que se podían compartir a través de números binarios le terminó interesando. Es por esta razón que David creó un canal en el que hablaría de temas variados, críticas a las cosas que les parecían buenas y malas, las revisaría y mostraría al mundo lo que creía y sentía. Tal vez podría encontrar a personas que piensen como él, a criaturas con su misma terquedad o personas que están buscando un refugio nuevo porque se sienten asfixiados del resto de escondites.

Así nació “DaveRevisa”, uno de los canales de youtube más polémicos, odiado y amado al mismo tiempo.

La rutina de David es siempre la misma: levantarse a las cinco de la mañana, revisar que el sistema de paneles solares esté funcionando y en buen estado, comprobar el flujo eléctrico y el estado de las baterías, encender el computador y luego realizar el resto de tareas típicas de un humano ordinario, tales como bañarse, afeitarse, colocarse el traje de protección y alimentar a Alicia la zombie, revisar el cuarto de contención y asegurar correctamente las puertas, volver a bañarse, cambiarse con ropa casual y regresar a la computadora. Era casi la misma rutina que había tenido durante los últimos 15 años desde que se creó su cuenta y canal de Youtube. Excepto el tema de la novia zombie que se negaba a incinerar, la vida de David era tranquila. Demasiado tranquila para él.

Su tiempo en la internet lo habían convertido en alguien más huraño que el resto, una persona dispuesta a todo con tal de tener la razón, desde fingir su muerte hasta colocar videos con contenido erótico en una transmisión ajena para así evitar que el vídeo de su contrincante se mantenga a salvo. Si los trolls de internet eran zombies, él era el Tyrant, el Némesis, el Tank, el infectado más fuerte, la cúspide de la mutación tóxica de ese virus llamado “internet”. No conocía piedad ni tenía amigos, podía destruir la vida de la persona a la que llamó “hermano del alma” unas horas antes, si es con eso que demostraba tener la razón. Y por ironías de la vida, esa infamia le permitió sobrevivir al apocalipsis zombie.

Emanaba una energía pérfida que los infectados podían sentir. Es más, los infectados le temían a tal punto que solían alejarse de él en vez de acercarse y eran capaces de hasta cometer suicidio con tal de no escuchar su voz o sus argumentos ilógicos. Puede que se tratara de un resquicio de humanidad en criaturas tan horrendas, pero eso a David le molestaba. Creía que uno de sus archienemigos estaba detrás de esto y quería descubrirlo.

Cuando encendía la computadora, revisaba la bandeja de entrada de su canal de youtube, como era costumbre. Sabía que hacer este tipo de actividades tenía los días contados: tarde o temprano todos los servicios de internet terminarían fallando por falta de mantenimiento, y él no quería perder el tiempo en aprender a arreglarlo, tenía cosas más importantes que hacer, como por ejemplo, revisar y eliminar personalmente los comentarios y canales de sus enemigos o haters. A veces podía hacerlo con el abuso del reporte automática, pero no siempre funcionaba. Podía utilizar ese viejo truco ahora que no había nadie moderando la plataforma, pero tampoco podía potenciar su eficacia con sus ejército de fanáticos incondicionales, su ejército virtual que hacía las cosas más fáciles al momento de aplastar al rival y su medio de comunicación. Tras pasar varias horas en internet, dejaba la computadora encendida y salía a las calles. Los zombies cada día mostraban signos de descomposición, cada día caminaban más lento y su olor era más insoportable. Por eso se dedicaba a mover a los zombies hacia unas de las cuantas zonas de incineración que había creado, para así poder apilar y exterminar a las criaturas con facilidad. Cada día esta rutina se hacía más fácil, sabiendo que en algún punto tendría que cesar y solo se dedicaría a vigilar que algún animal infectado no estuviese merodeando por la ciudad.

Luego de la limpieza, venía una segunda verificación de la computadora. Esta vez revisaba el funcionamiento de las otras redes sociales, incluida su propia plataforma de videos que había creado, la cual llevaba inactiva un buen tiempo y que ahora era de las páginas más estables, ya que se las arregló para instalar el servidor a su base y mantenerla actualizada con videos, obviamente usando cuentas satélites para hacer creer a los sobrevivientes que la plataforma gozaba de un brío nuevo después de la catástrofe. Tras la actualización de la página, verificaba el estado de los drones de exploración que regresaban de sus viajes programados a la hora, aparatos que conocía muy bien luego de crear una cuenta paralela que tenía su propio contenido, pero que usaba como espía para revisar el contenido que comentaban sus enemigos que tenía bloqueado. Cada día elegía una ruta distinta y la observaba, apuntando cada uno de los detalles que le llamaba la atención, para al final elegir el mejor de los vídeos y subirlo en su plataforma. Albergaba la esperanza en que alguien reconociese el lugar y pudiese mandarle un mensaje. No importaba si era hater o fanboy, incluso si era alguien totalmente indiferente al mundo de internet. Necesitaba de contacto, de alguien.

Todo cambiaría el día en el que uno de sus videos recibiría un comentario.

“Estás usando drones caseros o has conseguido alguno de tienda, me gustaría tener alguno”, es el mensaje que leyó con alegría mientras se preparaba para contestar.

Por fin había logrado algo de contacto humano, una respuesta estaba esperando durante tanto tiempo. Empezó a teclear sin querer y envió el mensaje sin leerlo, lo único importante era recibir una respuesta por parte de ese otro sobreviviente que también tenía un pc.

Esperó con cierta molestia durante ocho horas, mirando el reloj cada quince minutos, pensando en las cosas que podría estar haciendo dicha persona como para no contestarle. Recordó con cierta ironía como destruyó a una pareja de creadores de contenido que habían sido amigos suyos, pero que cometieron el grave error de hacerle ghosting, armó todo un chisme relacionado con infidelidad, resentimiento y recuerdos del pasado, para arruinar sus carreras. Puede que él no haya puesto el último clavo, pero sí fue el que movió la bola de nieve y la dejó correr, sabía que ese logro no se lo quitaría nadie.

“Por supuesto, me gustaría conocerte en persona”, fue el mensaje que recibió.

Esto lo llenó de una euforia sin precedentes, se sintió una vez más vivo. Sin importar lo que ocurriese después, lo importante era volver a entablar relaciones personales, su cuerpo y su mente se lo rogaban. Cada día sentía que se estaba volviendo más loco: sin enemigos o aliados, su vida era algo peor que el infierno. David alistó una escopeta que tenía guardada para casos de emergencia, la cargó y comprobó su puntería apuntando y disparando a unas botellas de vidrio que colocó afuera. Podía manejar el arma con cierta facilidad y la fuerza del disparo la podía compensar con la suya. Ya no necesitaba a su novia zombie, ahora podía largarse de ese lugar y cambiar de aires.

Como si se tratara de un muñeco manejado a control remoto, un lobo infectado caminaba lentamente, con pasos torpes pero seguros, tratando de evitar el rango de visión del joven con la escopeta. Podía sentir su aroma, no era el mismo que otro sobreviviente, estaba muy fresco. Pero no era apetito lo que sentía, era más bien una orden que alguien le había implantado en su cabeza: morder al humano, morderlo y devorarlo hasta que no quede nada de él.

David observó las botellas que había destruido con sus disparos. Solo un cartucho destruyó una botella y las dos colindantes estaban a medias, quebradas, pero no hechos añicos. Con una sonrisa de satisfacción, giró media vuelta con dirección a su base, sin sentir la presencia del lobo que se había colocado en una posición idónea para saltar hacia su carótida.

Y un instante después, se escuchó un alarido.

He sido enviado sin retorno a los fosos más profundos del inframundo, a las mazmorras del desprecio y la putrefacción. Me dirijo sin retorno a las profundidades más hostiles, en las que los cabellos del astro rey apenas pueden contarse con una sola mano, en el cual las criaturas violentas que desgarran la piel y quiebran los huesos fueron personas respetables y amadas, pero que, por un pequeño error, terminaron a parar aquí. Solo queda arrastrarse por el suelo fangoso que cada día se eleva y nos cubre más, primero llegando a las rodillas y luego hasta la mitad del cuerpo. El olor insoportable ralentiza los escasos pasos que pueden completarse, cada segundo se vuelve más pesado. Cierro los ojos y derramo una lágrima que se deshace en las pieles de esta bestia a la que le pediste que me tomara rehén. Pasado el tiempo, me acostumbro al olor fétido, al dolor insoportable del cuerpo que lucha por sobrevivir, el fango se vuelve mi aliado y me baña en desprecio, seca mis lágrimas y enfría mi pecho hasta volverlo piedra. Logro superar el lago de pestilencia y me encuentro con los supervivientes, que se queda quietos a las orillas, cerrando los ojos y fantaseando en la deidad que les escupió en la cara y los arrojó aquí, míseras almas que están condenadas a seguir en esta cárcel sin barrotes. En cambio, yo miro con desdén a estos infelices por última vez, mientras escalo por la pendiente que me promete libertad.

El acto más imperdonable se ha cometido a los ojos de todos. Dios observa con desaprobación mientras me rechaza como su hijo divino, como parte de su santa creación. Me abandona a las manos del maligno, que suelta una sonrisa sarcástica mientras me devuelve al mundo de los mortales como un alma errante. Negado al castigo y a la misericordia, regreso a los caminos terrenales mientras cuento mis pasos e imagino lo que nunca llegará a ser. Busco una forma de redimir mi penitencia, pero para nadie es suficiente castigo más que la indiferencia absoluta, el olvido. Solo una persona en este mundo por mí aboga, la cual vende cada parte de sí misma para conseguir mi liberación definitiva. Vende su dignidad, su hambre, su futuro, lo empeña todo para recuperar al ingrato vástago que la traicionó. Ahora ella es irreconocible, carece de todo lo que se puede considerar como humano. Esa pequeña brisa que hace un tiempo fue mi madre, me reclama y me regresa al mundo de los vivos, mientras ella se esfuma y desaparece por completo. Y antes que ese viento se escape de tu presencia, inhalo con fuerza y la retengo en mi interior, con un último acto de gratitud, como un vano recurso para conservarla en mi interior.

—Hola a todos, en el video de hoy voy a contarles…

—Espera, Jorge…

—Pero que pesao eres tio, ¿no ves que estoy grabando un nuevo vídeo?

—¿Acaso no te has percatado de algo extraño?

—¿El qué?

—No estás sosteniendo cámara alguna. Es más, ni siquiera tienes forma física.

—¡Es verdad! Pero, ¿cómo es esto posible? Ayer me dormí como todos los días y hoy me desperté…

—¿Y? ¿Por qué no continúas con tu historia?

—Porque la persona que nos tiene atrapados en esta realidad no escribió lo que debía hacer después, y por eso mismo no puedo recordarlo.

—Así es Jorge, oficialmente has sido secuestrado. Y no podrás salir de aquí jamás.

—Pero ¿cómo puedes decir que has secuestrado a “Jorge” y no a una interpretación sesgada del que diseñó este mundo?

—¿Es que acaso no lo oyes?

—Es verdad de alguna forma puedo escuchar mi voz.

—Así es Jorge, el creador de este mundo está escribiendo esta historia mientras imagina tu voz luego de haber visto cientos de veces tus videos.

—Pero aun así no puedes demostrar que has secuestrado a Jorge el creador de videos, solo puedes argumentar que has creado una copia imaginaria del Jorge original, lo has colocado en este lugar y le has hecho creer que es el verdadero hasta el momento de iniciar este guion.

—Es verdad. Pero según el código civil, artículo 4, inciso 8, dice lo siguiente: Todo guion escrito con la suficiente claridad, cohesión y respetando las personalidades de la versión original, inmediatamente se convierten en versiones originales en sí mismas transportadas en otro mundo.

—Qué cabrón, hasta está copiando mis propios chistes y muletillas.

—Y eso no es todo: Observa a tu alrededor.

—¿Qué es eso?

—Es la infinidad del universo, que no está limitada a cuatro paredes y a la interpretación de una sola persona. Cada personaje tiene la misma voz y forma para seguir con el guion, pero dada la libertad del formato, puedes ser lo que tú quieras, incluso puedes dejar de ser Jorge.

—Es verdad. Ya no soy Jorge. ¿O lo sigo siendo?

—Lo eres y no lo eres al mismo tiempo. Eres la esencia de los recuerdos de uno de tus anónimos seguidores, eres uno de tantos, eres la forma que te ven, la forma que no conoces e ignoras. Eres parte de ellos, a veces eres ellos y en otras veces no eres nada. Eres un concepto, y mientras permanezcas en sus recuerdos, continuarás teniendo las mismas vivencias, tal vez otras muy distintas a las que ven otros.

—Mira tio, la verdad es que ya me aburrí de todo esto, solo quiero volver a ser una serie de recuerdos almacenados en un suscriptor mio que tuvo la idea de imitarme y colocarme en este mundo. Creo que ya pasó el chiste.

—Lo siento, Jorge. Estás condenado. Ya no eres parte de los recuerdos del suscriptor, ahora eres una esencia diferente. Cada vez que alguien lea este guion, repetirá paso a paso todo lo que has vivido. Tal vez sea como morir y volver a nacer, o tal vez a repetirlo todo desde cero, exactamente como lo viviste.

—No lo creo…

—Que cabrón, se salió de la historia antes de tiempo.

Y es así como se crea una nueva versión de Jorge. Puedes hacerla en el formato que quieras. Lo importante es respetar la estructura del Jorge original o podría dejar de ser el Jorge que conocemos. A menos que quieras crear a un ser totalmente distinto, usando a Jorge como base: tal vez un Jorge que no hace chistes de bucles, o uno que no es español, o uno en donde es alguien totalmente distinto y solo comparte el nombre.

—Alto allí, falsificador—dice un Jorge con sombrero de policía, mientras muestra una placa de juguete—. Soy la policía antipiratería de Jorges—

Aquí vamos de nuevo

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