S camina lentamente mientras retorna a su hogar, con su fiel compañero Pica subido en su hombro derecho. Hace algunas semanas, habían logrado su mayor logro; ser el mejor del mundo. Y para llegar hasta allí, h an pasado tantas aventuras, conocido a tantas criaturas, luchado contra poderosos rivales, hecho amistades, defendiéndolos de los pillos, explorando mares, cuevas, montañas. Aprendiendo cosas nuevas, recordando otras, perdiendo, ganando, llorando y riendo. Ahora que es el campeón del mundo, estará más cerca de lo que fue su sueño, aquel sueño que tuvo cuando salió de ese mismo pueblo al que volvía. S nunca había sido de meditar mucho las cosas, ese impulso infantil no lo había perdido y su fiel compañero lo sabía, ya que eran tan para cual, dos gotas de agua en un aguacero. Su gorro, su vestimenta, sus pasos, todos habían sido diferentes y sin embargo el seguía siendo el mismo, ese chico de 10 años. Es por ello que borró esa idea melancólica y redobló sus pasos. Apenas...