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Periodismo

Una pregunta ronda por mi mente cada vez que leo una noticia tanto en los periódicos como la televisión, ¿existe realmente el periodismo? 

Esa misma pregunta se la hice a Pamela, que acaba de terminar su carrera de periodismo en la Católica (PUCP). Ella respondió que el periodismo está escondido en nuestro país, como un tímido ratoncillo incapaz de salir de su guarida y ser devorado por los carnívoros. Y es que, como ella me explica, las opiniones personales han ido reemplazando poco a poco a las noticias transparentes porque los medios de comunicación necesitan el dinero de sus auspiciadores.



Yo le dije que ella podía hacer la diferencia, que tomara las riendas de nuestra ignorante nación y mostrara la verdadera cara. Ella se rió y me dijo que eso ya lo hacen muchos, que tienen buenas intenciones al principio pero que al final son devorados por la naturaleza actual del periodismo. Así que, antes de despedirnos, le pregunté sus motivos de seguir una carrera que detestaba. "Yo no odio al periodismo, pero si a los periodistas actuales que lo arruinaron", concluyó, antes de subir el taxi que la llevaría hasta su casa en Miraflores.

 Pamela no fue siempre así, o al menos eso me dijo la primera vez que conversamos. Ella desde muy pequeña se interesaba demasiado por el periodismo. Desde los 3 años, tenía la costumbre de usar sus plumones e imitar a las reporteras que veía por la televisión, corría a la cocina y le preguntaba a la cocinera o cualquier otra persona que encontrara sobre lo primero que se le veía a la mente. Cuando cumplió 5 años, ella andaba a todos lados con un micrófono de juguete que le había regalado su papá y preguntaba al primero que encontraba sobre por qué el cielo es azul o como era posible que las aves pudiesen volar. Claro, esto también le ganó problemas ya que a medida que crecía, su curiosidad y su deseo de ser como esas lindas e intrépidas reporteras de la tele aumentaba, cosa que a las personas que le rodeaban no les agradaba. El primer incidente ocurrió a los nueve años en el cual cubrió una noticia en exclusiva  sobre los motivos por los cuales su hermana mayor había terminado con su novio. Primero intentó preguntarle a la víctima, saber cómo se sentía y esas cosas, pero lo único que recibió fue varios insultos y una puerta cerrada. Ella, que aún no se rendía por obtener su primicia, se quedó escuchando detrás de la puerta las conversaciones que no debía. Luego pidió permiso para salir a la calle a jugar con sus vecinos del barrio, pero en cambio los volvió cómplices de su juego y todos juntos fueron a la casa del ex novio para poder obtener la información del otro protagonista.  A diferencia de su hermana, éste colaboró lo suficiente y les explicó de forma sencilla que no aguantaba los celos de su ex, y harto de tantas discusiones al respecto, le terminó. Al final Pamela llamó a toda la familia, hermana mayor incluida, a su espacio informativo en el cual informó y detalló el incidente. Su hermana no le volvió a hablar en años.

 El segundo incidente, que no se compara en nada con el primero, sucedió tiempo después, cuando Pamela tenía 14 años. Ella tenía la grandiosa idea de crear un diario escolar, cosa que no era muy bien vista por el director. "Con el periódico mural ya tenemos bastante", le respondió escuetamente. Ella le respondió con grandilocuencia sobre las ventajas del periódico escolar. Al final terminó convenciéndolo y para mayor sorpresa, le fue encargada la dirección del proyecto junto con su profesor de Literatura. Apenas acabaron las clases, ella lo abordó, ambos coordinaron los detalles, y pasados unos días iniciaron con una tirada de 50 ejemplares que se acabaron en los primeros diez minutos. 

La publicación era semanal y aunque en un principio consiguieron sus objetivos, perdían cada vez más audiencia. Esto preocupó mucho a Pamela, que vio conveniente llevar las cosas al siguiente nivel: publicó noticias sobre las malas conductas de algunos alumnos, las malas actitudes de los maestros, la baja calidad de los alimentos del kiosco e incluso hizo un reporte especial sobre dinero ilícito que recibía el director a cambio de algunos favores con las evaluaciones. Ella ya se había ganado el odio de casi todos, pero meterse con el director le causó la expulsión del colegio. Sus padres la matricularon a uno más lejano, en donde nadie la conociera y le advirtieron sobre sus juegos periodísticos. Estaba más que claro lo que Pamela iría a estudiar cuando terminase la preparación elemental.

 Pamela me cuenta con ironía su pasado. Sabe que a pesar de todo, la verdad que tenemos al frente no siempre es la que nos cuentan los medios.

 Pamela es un poco reservada, pero si se le conversa de temas que le interesan, se le puede sonsacar algunas cosas interesantes. Ella cree que no se mucho sobre ella pero yo se lo suficiente. Tal vez esté descuidando un poco su olfato periodístico o desde el principio su intención fue probarme y saber que tan bueno con la recopilación de información. 

Me he desviado del tema, pero ya verán que no lo he hecho con mala intención.
  

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