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Mostrando las entradas de enero, 2012

Yo amo Corea (del Norte) - Prólogo

…Yo amo Corea (del Norte) – Prólogo… El niño de rasgos orientales mira el espejo. Algo sucio y vestido con harapos. Delgado, no recuerda cuando fue la última vez que probó alimento. Sus ojos, su mirada. Si podría describirse con una sola palabra, “ira” es la adecuada. Sus manos, manchada de la sangre de su padre, formaban dos puños mantenidos rígidamente a los lados de sus muslos, temblando. Sus piernas también denotaban algo de miedo e odio, como dos columnas deterioradas a punto de colapsar. Su reflejo sólo lucía diferente en un único aspecto, su rostro denotaba tristeza. Por lo demás, lucía idéntico al original. En un momento, una facción de segundo, un instante, alguien susurró unas palabras, como una pequeña brisa: - ¿Por qué? – dijo el niño. El reflejo no respondió. El volumen cambió. Ya no era una brisa, más bien era el sonido de un fuerte viento huracanado. - ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué mataste a mi padre?! – increpó. El jovenzuelo no obtuvo réplica.

Escritos Cortados

Generalmente escribo textos casi bíblicos – me gustan las tramas largas, los cuentos cortos generalmente no me satisfacen, por más buenos que sean quiero leer más –, en esta y otras ocasiones escribiré mis escritos cortados (podré escribir mucho más, pero los cortaré para que no tengan que gastar la vista demasiado). Por si lo notaron ¿porque lo notaron, no? , cambié el nombre del blog. La razón no es importante. Bueno, a lo que vamos, ésos susodichos escritos cortados. Francamente me he copiado de otro amigo blogger que escribe relatos cortos o micro relatos. Pensando que sería mas favorable y sencillo, entonces lo haré. Dos escritos cortados en esta ocasión, cortesía de un odioso gato rompe papeles:   …Pensé…   Pensé que era la luna, pero en realidad la luz de un poste de alumbrado público era. Pensé que eran las estrellas, pero tan sólo era un avión llegando al aeropuerto. Pensé que eran tus labios, pero era el hocico de mi perro. Pensé que eran tus

Tres niños en el bosque

En un claro de un bosque cualquiera, tres pequeños hermanos vivían apaciblemente. Los infantes jugaban sin preocupaciones ni temores en la espesura de la naturaleza. El mayor permanecía sentado en una piedra, mirando absorto a sus hermanos menores. El viento impelía sus rizados cabellos color oro. Murmuraba alguna cosa, casi imperceptible, dirigía su mirada al suelo, imaginando a una colmena de hormigas caminar bajo sus pies, para luego volver a mirar a otro lugar. El segundo hermano, un aventurero por naturaleza, trepaba por las ramas cual primate, buscando algo de  interés. Su cabello un poco más lacio, corto y de color castaño. Una ardilla y su nuez era su objetivo de turno. La llevaba persiguiendo por varios minutos. El pequeño animal tomó impulso y se alejó del alcance del menor, para luego continuar ascendiendo entre las copas de los árboles más elevados. Al ver que le tomaría más tiempo para alcanzarlo, se bajó deslizándose por el tronco. Divisó a su hermano mayor y decidió