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Vigilante

Justo unas horas antes del incidente, me encontré con Raúl en el bus. “Sabes, hoy cumplo tres meses en la pollería”, me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Es curioso, porque yo ni siquiera le presté atención en aquel momento, le dije que me alegraba por él y su familia, también que se cuidara porque una banda de ladrones estaba haciendo de las suyas y ya llevaban tres pollerías asaltadas. “No pasa nada, la pollería está en un buen sitio y tendría que ser bastante idiotas para intentarlo”, respondió con total soltura, como si su trabajo gozara de una inmunidad desconocida. Tal vez le rezaba a algún santito y por eso estaba tan tranquilo. Según lo que me contaron después algunos conocidos suyos, porque hasta ahora no he sido capaz de corroborar su versión , y compararla con las estupideces que están soltando los medio y las exageraciones de los familiares de las  "víctimas", Raúl bajó del ómnibus y apenas llegó a la puerta del local, se percató de la camioneta blanca de la cual salieron los asaltantes cinco horas después. 




“No pasa nada, es de un cliente”, le dijo Armando con despreocupación. Raúl miró nuevamente aquella camioneta y le restó importancia. Muchos dicen que en realidad el tal Armando era en realidad uno de los camaradas de los asaltantes, más que nada porque sabían dónde estaba la caja registradora, cuales eran las costumbres de Raúl y lo más importante, la ausencia de armas letales entre las pertenencias del mismo. A las tres y media, Armando se dispuso a cambiarse de ropa mientras le entregaba el cuaderno de incidencias a Raul, el cual revisó con detalle. Y aquí se encuentra otro punto a favor de la culpabilidad de Armando, no se encontró incidencia alguna, a pesar que ese mismo día ocurrieron algunos hechos raros que otros vigilantes de la zona si reportaron. Raúl escribió en una hoja posterior, el numero de la placa del automóvil estacionado de manera sospechosa en la última hoja del cuaderno y lo cerró inmediatamente, antes de que Armando volviera para despedirse.


 Raúl dejó de leer el cuaderno y se mantuvo quieto, inmóvil, mientras observaba con tranquilidad a los transeúntes y los clientes que ingresaban al local. Es extraño pensar que un tipo como él, tan activo y alegre, número uno en llegar a las fiestas y polladas bailables, pudiera mantenerse de pie e inmóvil. Antes de trabajar como vigilante, lo conocían en el barrio como 'el trompo', pero después se quedó con el de 'soldadito de plomo', ya que uno de los vecinos fué junto a su familia a la pollería y cuando lo vio, lo saludó y quiso hablarle, pero Raul permanecían inmutable, silencioso y solemne. Su rostro era duro, en contraste de su cara redonda y sus ojos vivaces. Verlo en ese estado era realmente cómico, es por eso que muchos de los muchachos íbamos con cierta frecuencia, solo para verlo trabajar y comer algo. 

Yo creo que no fué culpa de Raúl, lo conocemos en el barrio y lo defendemos de las estupideces que se andan diciendo por ahí. Él es un chico honesto y nunca ha tenido problemas, más que nada porque su tía y su mamá se los solucionaba. Recuerdo la vez que, mientras trabajaba en una tienda de la zona, un tipo que quería pasarse de listo le quiso dar un billete de cien soles falsos. “Lo siento mucho, pero no se lo puedo devolver”, le dijo Raúl mientras apuntaba el pequeño aviso que decía que todo billete falso sería retenido y picado. “Oe causa, ya fué 'pé, devuélveme los cheques y me quito, acá no pasó na' ”, le respondió el extraño, tratando de conciliar. Raúl hizo caso omiso a la petición y rompió en cuatro partes el billete, para luego guardarlo en un lugar distinto de la caja registradora. El extraño se excedió en inproperios, le amenazó con golpearlo, con destruir la tienda, con llamar a la policía y a su tío que era coronel, pero terminó yéndose. Al día siguiente, cuando Raul se disponía a abrir el local, el sujeto se acercó sigilosamente por detrás para golpearlo con un bate metálico de baseball, pero tuvo que desistir porque le sujetaban fuertemente la muñeca. Por reflejo soltó el bate y Raul volteó para encontrarse a un muchacho en el piso, molido a patadas, y a su tía que le continuaba insultando y advirtiendo.
Sabíamos que Raul tenía uno que otro familiar temperamental, pero él solía ser alguien que prefería razonar y que nunca habia dado o recibido un golpe en la cara. Los medios dicen que estuvo en la cárcel, los familiares de las víctimas dicen que él es un sicario de un tal 'cholo power' que opera en otros distritos. De todas formas nosotros sabemos que fué un infortunado incidente del cual salió bien librado y sin lesiones graves. 


Raul continuó trabajando por varias horas, hasta que llegó en que solía entrar a la pollería para ir al baño. Él siempre aprovechaba la falta de clientes y se iba a refrescar un poco, ya que la 'hora pico' empezaría. Sin embargo, ese día Raul entró a la cocina para hablar con uno de los cocineros y salió por la puerta de servicio, cosa que los delincuentes no sabían cuando iniciaron el asalto. Fueron tres hombres, un adolescente y una mujer que actuaba como campana, en caso la policia u algún curioso apareciera. Ella fué la primera en salir del automóvil, caminaba despacio. Cuando se percató de la ausencia del vigilante, ella continuó caminando a paso lento, mientras los demás asaltantes, con pistolas debajo de los polos, gorros y lentes de sol, avanzaron a paso rápido. Apenas entraron, soltaron algunos insultos y eligieron algunos comensales. Dos de ellos empezaron a revisar a las personas, quitándoles todo lo que llevaban encima, mientras que el adolescente apuntaba desde la puerta y avanzaba despacio. Nadie se percató que Raúl se las ingenió para colocarse detrás del muchacho. Lo hizo tan bien, que ni siquiera los que estaban más asustados pudieron decir palabra alguna hasta que, Raul rodeó el cuello del chico con su brazo derecho mientras que con el derecho apuntaba su sien. Un par de mujeres soltaron un 'ay, dios mío, mientras que los delincuentes, sin saber que hacer, dispararon hacia su compañero. Su reacción fué más rápida de lo esperado, soltó el cuello del adolescente y se agacho levemente, cosa que hizo bien porque las dos primeras balas impactaron en la cabeza del muchacho y las demás golpearon el vidrio de la parte superior. Ambos delincuentes continuaron disparando por unos segundos más, tratando de atinarle a Raul que aún se salvaba de morir. 


Por lo que leí después, los otros delincuentes aparecieron muertos, cada uno con una certera herida en el centro del cráneo.

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